Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
El gobierno de Castilla-Cerrón encarna las confusiones conceptuales que se han venido sembrando en la opinión pública, sobre el rol del Estado y del sector privado en la economía.
Para facilitar el entendimiento de este tema tan importante para la opinión pública y para el propio gobierno, presentamos en esta nota, en base a información del Banco Mundial, evidencias de que los países que promueven economías de mercado, donde la responsabilidad de invertir y crear empresas es fundamentalmente del sector privado, logran mucho mejores resultados económicos y sociales.
Como muestran los siguientes gráficos, los países donde las empresas son privadas, tienen mayores PBI per cápita, salarios mínimos más altos, menos corrupción y menor desempleo.
Es muy importante que entendamos de una vez por todas, como lo explicó Deng Xiaoping en China: “No importa de que color sea el gato, mientras cace ratones”.
Deng Xiaoping condujo la transformación de la economía China, que bajo Mao era un país muy pobre, ridiculizando el eslogan de la Revolución Cultural de los años 60: “es mejor ser pobres bajo el socialismo, que ricos bajo el capitalismo”. Hoy día, gracias al pragmatismo pos Mao, la China está en camino de convertirse en la mayor potencia económica global, habiendo sacado de la pobreza a 900 millones de chinos.
El cuadro anterior muestra que los países que tienen los mejores resultados en este conjunto de indicadores son Singapur y Nueva Zelanda.
- Singapur pasó de ser un territorio abandonado a líder de bienestar, de la mano de Lee Kuan Yew, quién además fue el inspirador de Deng Xiaoping en políticas de desarrollo.
- Pero el caso de Nueva Zelanda es aún más aleccionador. Tuvieron la suerte de tener una izquierda moderna que a mediados de los años 80 estableció lineamientos de desarrollo de una economía de mercado. Con ella, se reconvirtieron en un país desarrollado con altos estándares de bienestar. Ver en Lampadia: Legado de una izquierda moderna y liberal – Reformas de Nueva Zelanda 25 años después.
Lamentablemente, el Perú está ahora gobernado por una izquierda que profesa todo lo contrario de lo que podemos ver en los países más exitosos en eliminar la pobreza y en generar altos niveles de vida.
El Perú necesita con urgencia una izquierda moderna. Desgraciadamente, hoy estamos dando un costosísimo salto atrás.
Ojalá un gobierno tan ideologizado como el de Castillo-Cerrón, logre entender que el crecimiento de la economía y el bienestar social, no tienen color. Y si no logran hacerlo, tendremos que ser los ciudadanos quienes forcemos al gobierno a promover la inversión privada y el crecimiento, rechazando aventuras empresariales con los escasos recursos del Estado. Lampadia