Por: Yesenia Álvarez
El Comercio, 11 de junio de 2021
¿En qué momento encontrar irregularidades y denunciarlas se volvió antidemocrático? La normativa y nuestro sistema electoral prevén mecanismos para que ciudadanos y candidatos pidan revisar que se haya expresado fielmente la voluntad popular a través de cada voto. Es preocupante que se acuse de antidemocrático el hecho de que una candidata use los recursos legales y ejerza sus derechos para defender sus votos.
En la opinión pública y desde organizaciones civiles que deben ser imparciales no se está juzgando de la misma manera al candidato Castillo. Parece ser que, por el hecho de ser ella, perdería el derecho a defender sus votos. A las conciencias democráticas del país, si Perú Libre realizó impugnaciones de actas y pide nulidades, no les preocupa de la misma manera que cuando lo hace Fuerza Popular.
Si el tipo de irregularidades que está denunciando Fuerza Popular lo hubiera hecho Perú Libre la selectiva conciencia democrática ya se hubiera volcado contra ella. Pero han perdido de vista que detrás de su reclamo hay medio país, ciudadanos preocupados genuinamente porque no se haya torcido la voluntad popular y porque sus votos cuenten. Los dueños de la selectiva conciencia democrática han respondido intimidando con la cárcel esta búsqueda de la verdad y exponiendo, como si estuviera mal, a todo ciudadano y abogado que busca colaborar con encontrar y demostrar las irregularidades. Fuerzan interpretaciones y tecnicismos. Si fuera a favor de Castillo, sería un acto heroico, romántico y los hubieran aplaudido por buscar con lupa en las actas públicas de la ONPE.
Nuestra democracia es frágil, no se puede hablar de fraude como hizo Fujimori, que debió referirse a supuestas irregularidades. Tampoco Perú Libre puede autoproclamarse ganador cuando aún se están resolviendo recursos que podrían cambiar el resultado por la diferencia tan ajustada de votos. Pero los ciudadanos siempre tenemos el derecho de pedir un foco en las cuestiones oscuras, dudosas de los asuntos públicos.
Tenemos que confiar en las instituciones y estas tienen que dar paso a que los ciudadanos podamos usar todos los mecanismos que tenemos al alcance para saber que quien está ganando lo está haciendo conforme a la ley y fiel voluntad popular. No nos pueden perseguir, intimidar o callar por pedirlo. No es antidemocrático pedir que se cuente escrupulosamente cada voto con la mayor transparencia. Pedir eso no es desestabilizar el proceso electoral, es fortalecerlo, porque no quedará duda de que quien ganó lo hizo legítimamente.
Si Castillo o Fujimori han de ganar que lo hagan limpiamente, conforme a la ley, y con la vigilancia de los ciudadanos. La conciencia democrática debe recaer con el mismo peso para ambos, no se puede manchar porque te disgusta quien denuncia. No hay dudas de que en un eventual gobierno de Fujimori le aplicarán la ley y que en un eventual gobierno de Castillo a muchos les costará ser vigilantes y limitantes del poder. No me quiero ni imaginar qué será de los ciudadanos, de los opositores, con “demócratas” que se molestan porque se denuncian irregularidades, se pide información a las instituciones y se exige que se activen los mecanismos legales para ejercer un derecho y protegerte de algo que crees injusto.