Por: Víctor Gobitz
Perú21, (Suplemento Especial) 28 de setiembre del 2023
Así, en el último decenio dichas inversiones sumaron alrededor de US$57 mil millones y el 90% de estas fue a parar en 11 regiones. Apurimac fue la más beneficiada
La inversión minera ha favorecido el desarrollo de las regiones del país. Para explicar este impulso, Víctor Gobitz, presidente de la cumbre minera Perumin 36, precisó a Perú21 que la minería, al ser un negocio que tiene una mirada exportadora, desarrolla una suerte de corredor económico que beneficia a las zonas en las que opera.
A ello, hay que agregarle que las inversiones mineras dotan también de recursos a los gobiernos subnacionales (canon y regalías) para que los puedan usar en la mejora del bienestar de sus poblaciones.
De acuerdo con el Instituto Peruano de Economía (IPE), existen tres etapas bien definidas de la inversión minera.
La primera, acontecida entre 2010 y 2013, se caracterizó por un crecimiento importante de la inversión minera debido al inicio y el desarrollo de grandes proyectos mineros como Las Bambas, en Apurímac; la ampliación de Cerro Verde, en Arequipa; Antapaccay, en Cusco; Toromocho, en Junín; entre otros. Durante esos años, la inversión minera llegó a los US$ 26,070 millones.
La segunda etapa, que transcurrió entre 2014 y 2016, representó un periodo de menor inversión, debido a la consolidación y el fin gradual de la construcción de grandes unidades productivas.
La tercera etapa que inició a partir de 2017 con la construcción de grandes proyectos como la ampliación de Toquepala, en Tacna; la ampliación de Marcona, en Ica; y la ampliación de Shahuindo fase II, en Cajamarca. Todos representaron un monto de inversión de US$ 2,464 millones. A estos también se sumaron la ejecución de la inversión en importantes yacimientos de cobre como Quellaveco, en Moquegua; Mina Justa, en Ica; y la ampliación de Toromocho, en Junín.
Además, en 2019 se terminó la construcción de los proyectos Relaves B2 San Rafael, en Puno; y Quecher Main, en Cajamarca, y en 2022 Quellaveco.
El impacto
Así, en el último decenio dichas inversiones sumaron alrededor de US$57 mil millones y el 90% de estas fue a parar en 11 regiones: Moquegua (US$8,348.6 millones), Arequipa (US$7,652 millones), Apurímac (US$6,683.7 millones), Junín (US$5,419.4 millones), Ica (US$4,698.6 millones), Cusco (US$4,410.6 millones), Áncash (US$4,267.7 millones), Cajamarca (US$3,396.6 millones), Tacna (US$2,523.8 millones), La Libertad (US$2,271.2 millones) y Puno (US$1,379.7 millones).
Si se analizan los indicadores sociales de dichas regiones, en todas se puede corroborar mejoras. No obstante, las regiones mineras que mejor resultados tienen y marcan una gran diferencia de las no mineras son aquellas que han sabido utilizar mejor los recursos.
Este es el caso de Apurímac. Entre 2012 y 2021, la región triplicó el tamaño de su PBI (+212.4%), aumentó el ingreso promedio de sus habitantes (proveniente del empleo) en 78.2%, su PEA ocupada creció en 18.7%, su tasa de desnutrición crónica se redujo a un tercio y la pobreza cayó en alrededor de 10 puntos porcentuales. Durante ese periodo, el Gobierno Regional de Apurímac destacó entre los 10 primeros de mayor ejecución presupuestal en inversión pública, con una tasa promedio del 75.9%.