Uri Landman
Para Lampadia
A raíz de la orden del juez Hixson para que el ex presidente Toledo, se entregue a las autoridades judiciales norteamericanas para su posterior extradición, hemos escuchado sobre el Servicio de Alguaciles de los Estados Unidos, más conocidos como los “US Marshals”.
El Servicio de los “US Marshals” es una agencia federal de policía del gobierno norteamericano, que pertenece al Departamento de Justicia y está bajo el mando del Fiscal General. Es la agencia federal más antigua, creada por la Ley Judicial de 1789, durante la presidencia de George Washington.
Ellos son responsables de la protección de los jueces y funcionarios del sistema judicial. También se encargan de la búsqueda y captura de fugitivos, la administración del programa federal de protección de testigos, el transporte de prisioneros y extranjeros bajo custodia del sistema judicial; entre otras tareas más. Los “US Marshals” tuvieron un rol importante en la “conquista del oeste norteamericano” ya que se encargaban de mantener la ley y el orden en el “viejo oeste”.
Cuánta falta nos hace en el país una agencia de “Perú Marshals” para que pueda imponer la ley y el orden en nuestras convulsionadas ciudades. Empecemos por el principio.
A diferencia de Estados Unidos que tiene un sistema federal de gobierno (con múltiples niveles de agencias policiales), nuestro país cuenta con un solo sistema policial, encargado a la Policía Nacional del Perú.
El Serenazgo, es para algunos un sistema policial complementario a la PNP. Según la concepción por el que fue creado y su ley orgánica, esta visión es incorrecta, según mi opinión.
El Serenazgo tiene sus inicios en el año 1958, cuando el alcalde en ese entonces de San Isidro, el señor Carlos Neuhaus creó el Cuerpo Municipal de Patrulla. En el año 1996 el alcalde de Lima, Alberto Andrade, (quien había creado el Serenazgo en la Municipalidad de Miraflores en el año 1991) inauguró el Serenazgo para el Cercado de Lima. Desde esos años, todos los municipios del país, han implementado el cuerpo de Serenazgo en sus jurisdicciones.
Ante el incremento del crimen en nuestra ciudad y la inoperancia de la PNP, los ciudadanos han trasladado al Serenazgo, la responsabilidad de la seguridad ciudadana, algo para lo cual no fueron creados ni están capacitados de enfrentar.
La mayoría de alcaldes han caído en el error de tratar de combatir la delincuencia con serenos equipados con armas no letales en lugar de exigir más policías debidamente armados y preparados.
Los encargados de velar por la seguridad y combatir el crimen en las ciudades y a nivel nacional son los miembros de la PNP. No olvidemos que fue la PNP quien combatió y derrotó al terrorismo en los años ochenta y noventa. Fue la PNP quien capturó al genocida Abimael Guzmán y lo mostró al mundo, encerrado en una jaula con su traje de pijama a rayas. Es válido preguntar: ¿Por qué esa misma policía no puede combatir a los delincuentes el día de hoy? Brevemente les presentaré mi análisis.
A diferencia de Colombia donde hubo un acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla, en Perú fue la PNP quién acabó con el terrorismo. Aquí no hubo ningún acuerdo de paz. Uno a uno, la PNP fue encarcelando a la mayoría de los terroristas. Los comunistas nunca han perdonado a la policía esta derrota y por ello han hecho hasta lo imposible para debilitarla, hasta convertirla en el muerto viviente que es el día de hoy.
En lugar de dar armas no letales al cuerpo de Serenazgo, se debe equipar de manera adecuada a nuestra policía. Les puedo asegurar que un solo patrullero en la ciudad de Dallas (donde no existe el Serenazgo) tiene más armamento letal y equipo tecnológico que toda la comisaría de Los Olivos. Los policías de la cuidad de Lima, con las justas portan su pistola de reglamento – que en la mayoría de los casos es obsoleta- tienen una dotación limitada de munición y estoy seguro que no han realizado prácticas de tiro en años. Si el policía tiene la “osadía” de usar su arma de fuego y disparar a un delincuente, lo hace con el miedo de matarlo ya que sabe que automáticamente una horda de “defensores de los derechos humanos” del delincuente, lo va a enjuiciar y perseguir hasta que logren sacarlo del cuerpo policial o meterlo preso. Se deben mejorar las leyes que protegen a la policía en el uso reglamentario de su arma de fuego para acabar con los delincuentes sin miedo.
Recordemos que los caviares aplaudieron a Vizcarra cuando sacó al ejército a las calles durante la pandemia, para obligarnos a quedarnos encerrados en casa. ¿Por qué ahora esos mismos caviares critican la propuesta de sacar al ejército para cuidarnos de la delincuencia? La respuesta es obvia. Los caviares odian a la policía y FFAA. De allí su afán de impulsar un Serenazgo con armas no letales que pueda ser manejado por los alcaldes, en lugar de una policía nacional armada y empoderada para que pueda derrotar nuevamente a la subversión si fuera el caso. ¿Recuerdan los ataques subversivos durante las marchas de enero? ¿Quién se enfrentó a los terroristas, la policía o el Serenazgo?
Si bien no es la solución que el ejército salga a patrullar las calles de nuestra ciudad de manera permanente, si es necesario dar un “shock” de seguridad con la presencia disuasiva del ejército durante un año, hasta reorganizar, equipar y entrenar nuevamente a la policía, para que pueda cumplir con el rol que la Constitución le manda, la seguridad de los ciudadanos.
“Dios, Patria y Ley” Lampadia