Uri Landman
Para Lampadia
La frase en latín “Semper Fi” o “Semper Fidelis” que significa “Siempre Fiel” es el lema del cuerpo de “Marines” del ejército de los Estados Unidos. Representa el compromiso colectivo eterno de este cuerpo armado de la marina con el éxito de sus batallas, el progreso de la nación y la inquebrantable lealtad con sus compañeros de armas.
El Cuerpo de Marina de los Estados Unidos “USMC”, es una rama de las Fuerzas Armadas norteamericanas, encargadas de proyectar la fuerza de combate desde el mar, usando la movilidad de la armada de los Estados Unidos para desplegar rápidamente la fuerza de intervención. En la estructura de las FFAA norteamericanas, los USMC son parte del departamento de marina, mientras que, en el ejército, funcionan como una rama separada.
La historia de los USMC empezó el 10 de noviembre del año 1775 en Filadelfia, cuando el capitán Samuel Nicholas formó dos batallones que se llamaron “Continental Marines”, como parte de la infantería de marina. A la fecha los USMC tienen alrededor de 190,000 efectivos en servicio activo, 39,000 en la Reserva del Cuerpo de Marines y un presupuesto que supera los 45,000 millones de dólares.
El ejército de los Estados Unidos tenía una base militar en nuestro vecino Ecuador. La base norteamericana en Manta, entró en funcionamiento gracias a un acuerdo firmado en 1999 por el presidente ecuatoriano de aquel entonces Jamil Mahuad. El acuerdo por 10 años, establecía que las funciones del Puesto de Operaciones Avanzadas (FOL, por sus siglas en inglés) sería detectar, controlar y rastrear aeronaves que realizan actividades ilegales relacionadas al narcotráfico.
Ni bien firmado el acuerdo entre Ecuador y Estados Unidos, una serie de organizaciones no gubernamentales se opusieron al mismo. ¿Adivinan quiénes? Una larga lista de asociaciones “pro derechos humanos”, formaron un frente llamado “No Bases”, a través del cual, lanzaron diferentes campañas políticas para denunciar el tratado. Según ellos, la presencia de la base norteamericana violaba la soberanía ecuatoriana y los derechos humanos de los pobladores de la zona.
En las elecciones del año 2006, el candidato izquierdista Rafael Correa, tomó este tema como su caballito de batalla. Una vez en el poder, anunció que no renovaría el convenio firmado con los Estados Unidos. En el año 2008 incluyó un artículo en la nueva constitución ecuatoriana que prohibía la presencia de bases extranjeras en territorio nacional.
Fue precisamente el presidente Correa, quien le dio personería jurídica a los “Latin Kings” comparándolos con los “Boys Scouts”. Esta organización criminal dedicada al narcotráfico, ha sido declarada como grupo terrorista por el actual presidente Daniel Noboa.
En su último decreto de emergencia, el presidente Noboa, declaró el estado de excepción y reconoció la existencia de un conflicto armado interno. Además, declaró como organizaciones terroristas a una lista de grupos criminales con vínculos con el narcotráfico. Para el presidente, estas bandas criminales no son simples delincuentes, sino actores no estatales beligerantes.
Ni bien las FFAA ecuatorianas salieron a las calles para retomar el control y restablecer la ley, ¿saben quiénes salieron a defender a estos terroristas? La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, emitió un comunicado en el cual recordó que “la actuación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interna…debe ser con regulación y control”. Todo un eufemismo para criticar la presencia de las FFAA en la lucha contra las bandas criminales.
Mientras esta ola de violencia azota a nuestro vecino ecuatoriano, nuestras autoridades viven en la negación. Según el ministro del interior Víctor Torres, los delincuentes ecuatorianos “no van a pasar a Perú” por el reforzamiento del control en la frontera con 100 miembros de la DINOES a pesar que la frontera tiene 1,600 kilómetros. Para Torres, el narcotraficante conocido como “Tito” que se fugó de una cárcel de Ecuador, está descartado que pueda ingresar a nuestro país “ya que lo tienen chequeado”.
Soy de la opinión que la presencia de una base norteamericana en nuestro territorio sería sumamente beneficiosa en la lucha contra el crimen organizado y el narco terrorismo. Los norteamericanos tienen la tecnología y los recursos, para implementar un sistema de detección de vuelos no autorizados, que permitiría interceptar las cientos o miles de avionetas que sacan droga de nuestro país, a través de la selva peruana con destino a Bolivia, Brasil, Colombia y Ecuador. Además, serviría, como un disuasivo ante la presencia de bandas organizadas de narcotraficantes colombianos y mexicanos.
Sabemos que los actores de siempre, se opondrían a la presencia de militares norteamericanos en nuestro país, con el discursillo nacionalista y anti imperialista. Estos son los mismos que no dicen nada cuando el narcotráfico y el crimen organizado, financian y toman el control de partidos políticos afines a sus líneas ideológicas.
Para luchar contra el crimen, no podemos ser débiles, “La Vida no te enseña a ser fuerte, te obliga a serlo”. Lampadia