Uri Landman
Para Lampadia
Hace unos días, viene circulando en las redes, un video de una activista de izquierda que desde la comodidad de su casa en el extranjero, amenaza al gobierno con la frase: “tengan miedo, porque vamos por ustedes”. Al margen de si ello pudiera considerarse un delito o no, quiero invitarlos a hacer un pequeño análisis sobre la verdadera intención de los grupos radicales de izquierda, que promueven el paro de esta semana y la violencia de los últimos meses.
A Claudia Cisneros y a su grupete de comunistas, les tenemos que transmitir un mensaje claro y contundente: ¡No tenemos miedo! El día del Paro, nosotros no vamos a parar. Al contrario, los peruanos de bien, estudiaremos, trabajaremos y sacaremos adelante a nuestras familias y al país. No seremos cómplices de un pequeño grupo que quiere crear zozobra y desestabilizar el gobierno. El día del Paro, Claudia Cisneros estará cómodamente sentada en su departamento de Estados Unidos criticando al gobierno, pero Yo estaré en mi empresa, generando desarrollo al Perú.
La mayoría de nosotros, está de acuerdo con la exigencia central del gremio que convocó al Paro Nacional: la lucha contra la criminalidad y la inseguridad ciudadana. Sin embargo, no podemos caer en el juego de los extremistas de izquierda que se quieren traer abajo a este gobierno. Les recordamos que fueron estos mismos grupos quienes votaron por la dupla Castillo-Boluarte para presidente. Yo no voté por Castillo. Yo no voté por un gobierno comunista, todo lo contrario; fui de los miles de peruanos que salió a marchar en contra del fraude electoral de los caviares que colocó a Castillo en el poder.
No defiendo a Boluarte, nunca lo haré. Boluarte nos ha demostrado ser una presidenta inepta, corrupta e incapaz, como toda buena comunista. Pero tenemos que defender a nuestro país de estos grupos radicales.
Son estos mismos grupos los que hoy en día llaman traidora a Boluarte, por no haberles dado su cuota de poder en el gobierno como si lo hizo Castillo.
Estoy seguro que todos ustedes recuerdan el apoyo incondicional que le daba Verónika Mendoza a Castillo cuando éste era presidente. Lo mismo podemos decir de Sigrid Bazán y toda la camarilla de rojos en el congreso. Pero este apoyo no era gratis. Castillo les dio su cuota de poder entregándoles ministerios, puestos de trabajo, consultorías y un largo etc.
Cuando Boluarte asume el poder y les da la espalda, se convierten en sus acérrimos enemigos.
Queda claro que la lucha contra la inseguridad ciudadana ha fracasado en nuestro país. No existe una política de estado para combatir la criminalidad, ni tampoco la voluntad de hacerlo. Se escuchan voces que reclaman la implementación de un “Plan Bukele” en nuestro país, sin embargo nos falta el elemento principal: a Bukele. No podemos soñar con un plan de mano dura contra el crimen organizado si nuestros gobernantes viven entre el miedo y la indecisión de implementar las medidas que se requieren.
Quiero ilustrar lo anterior con dos breves ejemplos.
La semana pasada dos policías fueron atacados por un hombre con cuchillo en mano. Luego de varios minutos de arriesgar su vida para tratar de reducir al agresor, finalmente uno de los policías le disparó a la pierna. El agente policial reconoció su temor a utilizar su arma de fuego, ante las consecuencias que esta acción luego le traería en la fiscalía. En lugar de recibir las felicitaciones por haber hecho su trabajo, el agente policial recibió el compromiso del ministro del interior que tendría asesoría legal. Siento vergüenza por nuestro sistema judicial que está tomado por jueces y fiscales ideologizados. En lugar de perseguir a los delincuentes, persiguen a los policías.
El otro ejemplo que quiero dar lo vi en un programa de noticias norteamericano. Un residente del estado de Texas, mató a un delincuente que se había metido en su casa en medio de la noche. Luego del hecho, el residente fue conducido a la estación de policía donde brindó su declaración. Luego de unas horas el “Sheriff” o comisario, ve sentado al hombre en la recepción de la estación de policía y sorprendido le pregunta ¿Qué hace allí? La persona le dice que estaba esperando que se realice la investigación de los hechos. Ante lo que el comisario responde: “Para la policía los hechos están claros: usted estaba en su casa, ingresó ilegalmente un delincuente a su propiedad y ejerciendo su derecho a la legítima defensa, mató al delincuente. Si tenemos más preguntas lo llamaremos. Puede irse a su casa”.
La inseguridad ciudadana le cuesta al país miles de millones de soles en pérdidas por negocios cerrados, inversiones ahuyentadas, proyectos cancelados, entre muchos otros males, pero lo más grave de todo son las pérdidas de vidas humanas a manos de los criminales. El Estado tiene el derecho a utilizar la fuerza en contra de los delincuentes para defendernos de esta lacra y no puede estar atado de manos por causa de los pseudo defensores de los derechos humanos.
Desde esta columna propongo que todos los funcionarios del gobierno se queden sin seguridad del estado hasta que resuelvan el problema de la criminalidad. Solamente cuando ellos sientan miedo, serán capaces de tomar las políticas de mano dura, necesarias para acabar con los delincuentes.
A todos políticos que piden más leyes para combatir el crimen del dejo una frase de Nayib Bukele: “Los problemas no se resuelven por decreto, sino con acciones”. Lampadia