Uri Landman
Para Lampadia
Con motivo de un viaje de trabajo que realicé a los Estados Unidos, mantuve una serie de reuniones con empresarios y banqueros. En el transcurso de las mismas conversamos de un tema recurrente: la nueva política migratoria del presidente Trump, la cual incluye deportaciones masivas a ilegales que se encuentran en el país. Todos los participantes quisieron explicarme de manera defensiva (yo diría con un poco de vergüenza), que la nueva política era necesaria para disminuir el crimen que había aumentado de manera alarmante en el país.
Al saber que siendo latino, estaba totalmente de acuerdo con expulsar a los criminales de los Estados Unidos, su actitud defensiva cambió y pudimos intercambiar ideas sobre el tema. En este artículo propongo una visión de trabajo entre Perú y Estados Unidos, que beneficiaría a ambos países.
Partamos por la idea que el sistema de visas de trabajo actual de los Estados Unidos no funciona.
Es un sistema burocrático, lento y costosísimo.
En el caso que una empresa quiera contratar a un trabajador extranjero, se requiere seguir un proceso largo, complicado y caro.
Por otro lado, estas visas de trabajo están dirigidas a profesionales de altos mandos.
Este sistema tendría que ser modificado para que pueda funcionar lo que proponemos.
Mi visión es que nuestro país pueda firmar un acuerdo migratorio con los Estados Unidos, mediante el cual, el país del norte garantice la emisión de 300,000 visas de trabajo cada año a nuestros connacionales, para puestos de trabajo en los Estados Unidos en áreas que los propios norteamericanos no quieren trabajar. Por ejemplo, nos referirnos a trabajos de construcción, cocineros, mozos, trabajadores del campo, entre muchos otros más.
A cambio de este privilegio de recibir 300,000 visas, nuestro país se compromete a desincentivar la inmigración ilegal a los Estados Unidos penalizando con un mínimo de un año de prisión a todos aquellos connacionales que ingresen ilegalmente al país o se queden después que venza su visa de trabajo.
Estas visas de trabajo permitirán quedarse en ese país de manera legal por cuatro años. Luego de los cuales, el trabajador tendría que regresar a nuestro país, por un mínimo de dos años, para volver a aplicar a otra visa similar.
Las empresas norteamericanas tendrían que registrarse con el Departamento de Trabajo o de Estado de los Estados Unidos, para publicar sus requerimientos de trabajadores.
Los peruanos que quieran trabajar allá, aplicarían en línea a estos puestos. Una vez aceptada las aplicaciones, todo el proceso de verificación de antecedentes penales, judiciales y demás requisitos de las autoridades; se llevaría a cabo en nuestro país a través de una entidad gubernamental supervisada por las autoridades norteamericanas para evitar cualquier vicio de corrupción, en un plazo no mayor a 30 días.
Una vez emitida la visa de trabajo, nuestros connacionales viajarían con toda la seguridad que su puesto de trabajo los está esperando por los próximos cuatro años. Nada de pasar de manera ilegal por la frontera con México, ayudado por un “coyote”, como lo hizo la congresista Agüero.
Como un incentivo adicional a que los peruanos regresen luego de vencido el plazo de cuatro años, propongo que un porcentaje de su sueldo (podría ser el 12.4% que corresponde al Social Security) se le deposite en una cuenta intangible en los Estados Unidos que solamente se les entregaría una vez que hayan regresado a nuestro país. Si no regresan en el plazo legal, pierden el dinero. De esta manera la persona podría ahorrar un capital de trabajo interesante en sus cuatro años de trabajo en Estados Unidos, para que una vez que se encuentre de regreso pueda comprarse una casa o iniciar un pequeño emprendimiento en nuestro país.
A través de este esquema, los Estados Unidos obtendrían 300,000 trabajadores capacitados, sin problemas con la justicia, para realizar de manera legal (pagando sus impuestos), labores que los propios norteamericanos no quieren hacer. Cero ilegales peruanos en Estados Unidos. Nuestro país ganaría muchísimo más. Además de tener una fuente de puestos de trabajo legal para 300,000 peruanos, que remitirían remesas y generarían un ahorro futuro para crear emprendimientos locales, imaginen todo el conocimiento que estas personas traerían de regreso al Perú.
Tendríamos 300,000 técnicos de aire acondicionado, albañiles, carpinteros, electricistas, mecánicos etc., capacitados en el uso de la última tecnología para trabajar en nuestro país.
Si alguno de mis lectores tiene la forma de hacerle llegar este artículo a las autoridades de cancillería en Perú o Estados Unidos, les solicito humildemente que lo hagan.
Estoy seguro que esta ventana de oportunidad que se presenta es muy pequeña y que solamente el primer país de Sur América que lo proponga a la administración Trump, podrá lograr beneficiar a sus ciudadanos. Para el resto será muy tarde.
Algunos de ustedes dirán que es un sueño lo que estoy proponiendo. Pero la realidad es que el sueño americano se forjó en base al esfuerzo de millones de inmigrantes.
Ojala que las autoridades peruanas y americanas tomen nota de esta idea y la puedan hacer suya. Lampadia