Uri Landman
Para Lampadia
El día 14 de febrero se celebró San Valentín, día de la amistad y del amor. Sin embargo, para muchas familias fue de tragedia, preocupación y luto. En la noche del 13 de febrero, el puente Chancay colapsó cuando circulaba sobre el mismo un bus de la empresa Cruz del Norte con cerca de 40 pasajeros, dejando 2 personas fallecidas y decenas de heridos.
Este puente ubicado en el kilómetro 75 de la Panamericana Norte, es paso obligado para todo el transporte que transita entre Lima y la ciudad de Chancay, incluyendo el recientemente inaugurado mega-puerto.
Según las autoridades, este puente que fue construido hace 60 años, forma parte de la red vial nacional a cargo del MTC y estaba concesionado junto con la vía Ancón – Pativilca, a la empresa Norvial desde el año 2003. Desde esta columna pregunto: ¿Alguna de las autoridades tomó en cuenta el incremento en la cantidad de camiones y el peso de los mismos cuando empezó a operar el puerto? ¿Se tomaron las previsiones del caso?
Esta tragedia resalta la ineficiencia, ineptitud y desidia de nuestras autoridades en todos los niveles del estado.
El alcalde de Aucallama, Edwin Valdivia, uno de los distritos que conforman la provincia de Huaral, indicó que había un informe del año 2023 en donde se constató el deterioro del puente colapsado. La autoridad edil manifestó que de acuerdo al informe, la base presentaba debilidad en sus estructuras en el estribo de la margen izquierda por el paso de las aguas.
Por su parte el ministro de Transportes y Comunicaciones, informó que la concesionaria Norvial había realizado una inspección estructural en noviembre del 2024 sin que encuentre ningún problema en el puente. Nadie vio nada.
En resumidas cuentas, cada una de nuestras autoridades le traslada la responsabilidad al otro y ninguno asume la propia. En este caso, la vía estaba concesionada y Norvial se tenía que encargar de su manejo y sobre todo, su mantenimiento. Así que los primeros en responder deben ser ellos. La empresa tendrían que haberle dado el mantenimiento adecuado al puente. Si no lo hizo, está en falta y el hecho debió de ser advertido en su momento.
El concesionario supuestamente fue supervisado por OSITRAN. Pregunto: ¿Dónde están los informes técnicos de todos los puentes de la vía? ¿Se han venido cumpliendo los niveles de inversión exigidos en el contrato?
Para que el sistema funcione deben haber autoridades competentes que fiscalicen los informes, proyectos, estudios y demás, sin que haya corrupción de por medio, algo común en nuestro país.
Este caso ilustra la diferencia entre los que apuestan por el país y los que se quieren aprovechar de él, ya sean malas empresas privadas o funcionarios públicos.
Por un lado tenemos el Puerto de Chancay con una inversión de miles de millones de dólares y por el otro un puente que se cae por falta de mantenimiento, ya sea por culpa del concesionario, por culpa de las autoridades que no revisaron los informes técnicos o simplemente por la corrupción de un funcionario que se hizo de la vista gorda ante el problema.
Pero este no es un tema aislado, todo lo contrario. Vemos en todos los estamentos del estado como los funcionarios públicos abusan de su posición para sacar ventajas indebidas de su cargo. Un ejemplo de ello es la asignación de vehículos, choferes y seguridades a los funcionarios públicos, como por ejemplo el caso de la fiscal Ávalos, a quien me crucé un día sábado en una clínica local, donde llegó en dos carros oficiales, acompañada de cuatro efectivos de seguridad.
Otro caso más escandaloso todavía es el derroche que se hace en el Congreso con el dinero de nuestros impuestos. Esta situación no es nueva, viene de hace muchos años. ¿Saben cuánto personal trabaja en el despacho de cada congresista en el Perú? Un promedio de 25 trabajadores y eso no incluye a los choferes, personal de seguridad y demás.
Para los que piensan que esto es común en todos los países, les digo que están equivocados. En Suecia, un país más rico y avanzado que el nuestro, los congresistas no tienen asesores personales, no tienen secretarias, no tienen choferes y solo cuentan con personal de seguridad en caso lo requieran.
Para sacar a nuestro país del subdesarrollo se necesita que todos pongamos de nuestra parte. Recordemos la frase que dice: “El primer acto de corrupción que un funcionario público comete, es aceptar un cargo para el cual no está preparado”. Lampadia