Uri Landman
Para Lampadia
La historia de los partidos de fútbol entre Perú y Argentina tiene casi cien años.
Según los datos estadísticos que encontré en la AFA (Asociación de Fútbol Argentino), el primer partido entre ambas selecciones se jugó en 1927, en donde Argentina ganó por 5 a 1. A lo largo de casi cien años, ambas selecciones se enfrentaron un total de 54 veces, de las cuales Argentina ganó en 35 ocasiones, empataron 14 veces y nuestro país salió victorioso en 5 de ellas.
La última vez que se enfrentaron ambas selecciones, fue en octubre del año pasado para las eliminatorias del mundial 2026, en donde Argentina derrotó 2 a 0 a nuestro combinado nacional. Estoy seguro que se preguntarán: ¿a qué partido corresponde el resultado de Argentina 1 – Perú 0 que utilizo para el título de este artículo? ¿O acaso es la predicción del resultado del próximo enfrentamiento de ambas selecciones? Ni lo uno, ni lo otro.
Con la elección de Javier Milei como presidente de su país, los argentinos han tomado la delantera en el partido de la libertad económica que durante tantos años tuvo el Perú, lo que a su vez trajo altos índices de crecimiento del PBI y por ende reducción de la pobreza.
La gran mayoría de nosotros recuerda el país quebrado financieramente y a merced de los delincuentes terroristas que nos dejó el primer gobierno de Alan García. Los peruanos, sufríamos la inflación más alta del mundo, recesión, sin reservas internacionales, sin acceso a los mercados, entre muchos otros males. Aunado a ello, éramos atacados casi a diario por la horda de asesinos terroristas de Sendero Luminoso y del MRTA.
Cuando Alberto Fujimori es elegido presidente en 1990, encontró un país muy parecido al que encontró Milei en enero de este año cuando asumió como presidente; a excepción del terrorismo, que afortunadamente no es un problema que enfrenta Argentina el día de hoy.
La serie de reformas estructurales que llevó a cabo Fujimori, como la privatización de empresas públicas, el despido de miles de empleados públicos, desregulación de la economía, reducción de la carga impositiva, apertura de las importaciones y exportaciones del país, entre muchas otras; son muy similares a las que está llevando a cabo Milei en su país.
El presidente Milei, como Fujimori en su momento, se está enfrentando a grupos de poder enquistados en el aparato estatal durante años, que son reacios a perder sus privilegios. Milei los llama “la casta”, aquí los conocemos como “los caviares”. Además, se tiene que enfrentar a sindicatos muy fuertes en su país, que por décadas han estado acostumbrados a dictar las políticas laborales y manejar los planes sociales del estado a su conveniencia.
Lamentablemente para nuestro país, Fujimori no terminó de implementar las reformas estructurales de segunda generación que hubieran ayudado a sacar a nuestro país del subdesarrollo. Para mencionar solamente algunas de ellas:
No se terminaron de privatizar todas las empresas públicas del país como Petroperú que hoy en día está quebrada y requiere de préstamos constantes del estado peruano para sobrevivir.
No se terminó de implementar la reforma laboral, que los sucesivos gobiernos se encargaron de destruir ocasionando que el país sea unos de los menos competitivos del mundo en materia laboral al tener una legislación totalmente rígida.
Durante gobiernos siguientes al de Fujimori, “la casta” se encargó de borrar casi todo lo ganado. Durante los gobiernos de Paniagua, Toledo y García se retrocedió en todo lo avanzado en los temas de lucha contra el terrorismo, educación, etc. En los gobiernos de Humala, Kuczynski, Vizcarra, Sagasti, Castillo y Boluarte, se ha destruido gran parte de lo avanzado en el tema de desregulación del Estado, simplificación administrativa, reforma previsional, reforma laboral, etc.
El día de hoy, nuestro Estado se parece cada vez más, a ese Estado quebrado, lleno de regulaciones, empleados públicos fantasmas, leyes que van en contra de la inversión, etc. que encontró Fujimori en 1990. El Perú, fue durante muchos años, un modelo a seguir en la región, con cifras de crecimiento lo suficientemente altas (promedio 4.8%) para permitir una reducción de la pobreza de más del 50%. Ese Perú casi no existe. El año pasado el PBI se contrajo en -0.6%.
Las reformas estructurales que se implementaron en los noventa, como la independencia del BCR, la creación del sistema previsional privado, el libre acceso a los mercados internacionales, la libertad de la moneda y muchas otras, nos han permitido crecer más que en toda nuestra historia. Sin embargo, debemos continuar e implementar las reformas estructurales pendientes.
Así como Javier Milei se está enfrentando a la casta con la decisión de sacar a su país del abismo, nosotros también debemos retomar el sendero de libertad económica que una vez nos permitió soñar que podíamos ser un país en vías de desarrollo y ganarle el partido a la pobreza.
Recordemos las palabras del presidente Ronald Reagan:
“Mientras más grande es el Estado,
menor es la libertad de la gente”.
Lampadia