Por: The Economist
Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
Getión, 7 de enero del 2020
Ocho propósitos para adoptar, y cumplir, este año
Tradicionalmente, el inicio del año es el momento para proponerse cambios en el comportamiento. Por supuesto que casi nadie lo cumple, pero en aras del optimismo, aquí van ocho sugerencias de aspectos que los gerentes tienen para corregir este año.
1. Elogie. La gente no va al trabajo únicamente por el dinero. Le gusta sentir que está haciendo una contribución valiosa. El reconocimiento no tiene que suceder a diario y no puede ser genérico. Seleccione algo específico que un trabajador haya realizado y que muestre una aptitud o esfuerzo extra; y felicite a esa persona, de preferencia en público. Esto es particularmente importante para los empleados más jóvenes, que suelen sentirse preocupados por su estatus laboral.
2. Recuerde que usted marca la pauta. Si un gerente anda enojado y tiene un lenguaje soez, eso será visto como un comportamiento aceptable. Si los jefes apenas se comunican con el resto, es poco probable que reciban feedback. Si no cumplen lo que prometen, será menos probable que los trabajadores cooperen.
Y si un gerente menosprecia con frecuencia a algún empleado en particular, es improbable que esa persona obtenga el respeto de sus colegas. En contraste, un jefe más distendido y receptivo tendrá más probabilidades de liderar un lugar de trabajo más apacible y comunicativo.
3. El responsable también es usted. Si un error es cometido por un integrante del equipo, es necesario corregirlo. El gerente es responsable de que eso ocurra. Podría ser que el error se haya debido a instrucciones inadecuadas o por haberle encargada la tarea a la persona equivocada, de modo que tanto el gerente como el trabajador tienen que aprender una lección a partir del error.
4. Que sus prioridades para el año sean claras y comuníquelas bien. ¿La empresa (o la división a su cargo) intenta lanzar un nuevo producto? ¿O impulsar las ventas de productos existentes? ¿O controlar costos? Si usted no está seguro, entonces quienes están bajo su mando no tendrán idea y eso puede generar mucho esfuerzo desperdiciado.
5. Con ese fin, suprima la jerigonza. Generalmente, el uso de frases ostentosas y siglas complejas está diseñado para confundir y no para aclarar. En la experiencia de este columnista, la gente que utiliza lenguaje enredado no tiene nada claro que decir. Si usted envía un memo a todo el personal, revíselo cuidadosamente y pregúntese si lo hubiese entendido en su primer día de trabajo. Si no es así, simplifíquelo.
Recuerde la máxima de George Orwell: “Nunca uses una frase en otro idioma, una palabra científica o un argot, si te es posible pensar en un equivalente en el inglés cotidiano”. También aplica para otras lenguas.
6. Escuche a su equipo. Son las personas que tratan con clientes y proveedores, y lidian con la burocracia de la organización. Su feedback es esencial y va mucho más allá que las encuestas anuales sobre compromiso laboral. Usted las contrató por sus aptitudes y experiencia: aprenda a basarse en eso. Si no confía en su criterio, ha contratado a las personas incorrectas. Si no le gusta escuchar a los empleados, mejor abra un negocio individual.
7. Que las reuniones sean cortas. Idealmente, una reunión debiera durar lo que un episodio de una comedia de TV, no lo que dura una película de Martin Scorsese. Para este columnista, se desperdicia el 80% del tiempo del 80% de las personas en reuniones de trabajo. Si usted duda de estos porcentajes, piense en la última gran reunión a la que asistió. ¿Hablaron todos o la discusión estuvo dominada por un grupo pequeño? ¿Cuántos estuvieron contemplando sus teléfonos? Muchos asisten por un sentido del deber o por temor a perderse de algo.
¿Y cuál es el propósito de la reunión? Si solamente es para informar a la gente sobre el progreso de las operaciones, eso puede hacerse vía e-mail o en una conversación personal —lo cual tiene el beneficio adicional de posibilitarle hablar con su equipo—. Las reuniones grandes que involucren a todo el personal deben reservarse para comunicar noticias importantes como adquisiciones o reducción de personal.
8. Descarte los ejercicios integradores. Guerritas de paintball en el campo, cursos de recorrido de obstáculos al estilo comando, construcción de modelos del Empire State con fósforos —nadie quiere hacer esas cosas—. Los trabajadores tampoco desean salir de paseo con sus colegas un fin de semana; preferirían mucho más estar en casa con sus familias. ¿Qué tal si mejor integra a su equipo presentando a sus miembros y explicándoles qué espera de cada uno? Es mucho más barato y además desperdicia mucho menos el valioso tiempo de todos.
¿Seguir estas reglas brindará un éxito empresarial instantáneo? Por supuesto que no. nada de esto funcionará si la empresa no posee un producto atractivo o un plan de negocios decente. Pero estas reglas podrían hacer que su empresa sea un lugar de trabajo más eficiente y agradable. Y esa es una meta razonable para el 2020.
Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
© The Economist Newspaper Ltd, London, 2019