Sergio Bolívar
Catedrático de la Facultad de Comunicación e Imagen de la UPC
Director General de Andina Consultando SAC
sergio.bolivar@andinaconsultando.com
Para Lampadia
En décadas pasadas, las mayores empresas del Perú solían tener una voz protagónica en la defensa del modelo económico que condujo al país hacia el crecimiento y la reducción de la pobreza. Actualmente, la mayoría de dichas empresas cambiaron el discurso del crecimiento económico por temas como la economía circular y sus variantes. Con una metáfora del círculo perfecto, esta visión evoca el eterno retorno en un modelo libre de residuos y sostenible a nivel internacional, que nos llega de forma importada sin un sentido claro sobre las soluciones a los conflictos sociales, económicos y ambientales.
Un reciente pensamiento-diagnóstico de Felipe Ortiz Zevallos (FOZ) nos dice: “Los trámites se multiplican y atrofian. El aparato estatal arrastra los pies. La inversión se ha estancado. Jóvenes profesionales emigran. El país podría retroceder una década”. Esta nube oscura descrita por FOZ sigue creciendo frente a la pregunta ¿Cuánto tiempo más podemos resistir el desabastecimiento nacional por la presión de los transportistas? A todo ello, sumamos el agotamiento de la minería por la falta de proyectos nuevos que fueron detenidos por la inestabilidad política y los conflictos sociales, según el Instituto Fraser.
Fitch Rating advierte que la minería debe prestar especial atención a la conflictividad social que suele aumentar durante las elecciones de municipios y regiones. Este escenario previsto está calcado a la exactitud para el resto de sectores durante los próximos meses, debido a la incompetencia del gobierno en la intermediación o su absoluta ausencia.
Si avizoramos más conflictos, un problema urgente para el empresariado será construir un discurso coherente y social que transmita un pensamiento basado en nuestra realidad nacional. En una entrevista a Michel Foucault por Thomas Keenan en 1982, sobre el pensamiento reformista, dice: «Una crítica no consiste en decir que las cosas no están bien como están. Consiste en ver qué tipo de evidencias propias, libertades, modos de pensamiento adquiridos y no reflexivos, y las prácticas que aceptamos deben estar basados». Las propias evidencias en países de la Unión Europea dejan ver una implantación poco clara de la economía circular cuando afrontan inconvenientes entre las autoridades públicas y las empresas. Por esta razón en el Perú, las empresas privadas que sustentan románticamente su actuación en la importación de promesas de crecimiento ausentes de las cuestiones socioculturales y políticas locales, están destinadas al fracaso.
El empresario peruano debe evitar la agenda vacía que proviene de fuera, con una colección de conceptos científicos que aún no están bien adoptados en sus propios orígenes, tales como, la economía ecológica, capitalismo natural, ecoeficiencia, biomimetismos o la ciencia de la resiliencia, entre muchos otros. El riesgo es que el debate quede estancado, generando obstrucciones al diálogo que es necesario para todas las partes involucradas. Es decir, el empresario debe salir del círculo bonito de hablar entre conversos e iniciar un esfuerzo sincero para determinar las necesidades reales de los stakeholders.
Un sociólogo francés, que parecía peruano, François Bourricaud, decía «la convivencia es el diálogo en que el pluralismo de los intereses y de las opiniones, la expresión de los desacuerdos se considera legítimos, con la sola condición de que el juego sea pacífico, civilizado», según él, lo último sería copia de la «coexistencia pacífica» de Víctor Raúl Haya de la Torre. El mercado peruano debe mantener a las empresas con buena reputación que entiendan al país. Coincidentemente, BrandFinance está promoviendo un reciente estudio que indica que el 80% de la participación de mercado en las empresas se explica por la familiaridad y la relevancia que los clientes otorgan a sus marcas. Es decir, con qué profundidad conoce el cliente a la empresa y en qué medida la acepta. Todo empieza cuando el empresario aprenda esta convivencia pacífica. Lampadia