Por: Sergio Bolívar
Expreso, 13 de abril del 2022
La ausencia de una voz unísona de los gremios empresariales desequilibra el debate público para salir de la crisis. Los mensajes transmitidos por cada gremio de forma individual tienen poco impacto y se pierden como opiniones aisladas en los medios. Lamentablemente, desde el Gobierno de Toledo, las viejas fracturas separan a las mayores patronales peruanas Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y la Asociación de Exportadores (Adex).
Los gremios evitan defender con insistencia el modelo económico porque tienen sembrado un injustificado miedo al abrazo del oso del Gobierno. La presión del oso podría asfixiar a las mayores empresas con obstáculos y acusaciones sin pruebas. Por ello, los límites del discurso del gremio se fijan en el reclamo al Estado por su ausencia para mejorar la salud y educación, así como para resolver los conflictos.
El rechazo a Castillo se incrementó hasta 29 puntos en las regiones, según IPSOS. Es así que el 50% lo desaprueba en el sur y 67% en el centro. Cada vez hay mayor confluencia en que la única salida es el cambio, el cual conduciría a dos caminos. Primero, los especialistas más serios indican que la solución implica mantener el modelo económico que nos condujo al crecimiento por décadas e iniciar una reforma sistémica de la política y la necesaria reforma del Estado, incluyendo la descentralización actualmente plagada de corrupción. Segundo, una asamblea constituyente. Para la ultraizquierda el modelo económico es un corsé que le impide respirar su autoritarismo, debido a que los obliga a respetar al BCR, escuchar al ministro de Economía y otorga libertad a las empresas privadas en el marco de la libre competencia ofreciéndoles las garantías de estabilidad.
En el 2006, Hugo Chávez justificó el proyecto de constituyentes para toda América Latina en La Paz: “Son tiranías disfrazadas de democracia lo que hemos tenido en estas tierras durante mucho tiempo. Hay que echar abajo las bases del Estado Colonial y construir un nuevo Estado Social, una república nueva que sea expresión del poder constituyente”. El polvorín de la izquierda prendió la insatisfacción hacia el modelo y buscó aplacar a sus principales defensores presentándolos como indiferentes a los problemas de la pobreza, nulos de mea culpa y organizados como monopolios u oligopolios.
En 1790 el juez y político irlandés John Curran dijo: “La condición bajo la que Dios ha dado la libertad al hombre es la vigilancia eterna”. La ciudadanía peruana anhela libertad. Las diferencias, miedos e indiferencias de los gremios empresariales deben cesar. Estos han sido actores clave para el crecimiento económico del país, así como para la consolidación y defensa del modelo vigente. Es hoy que los gremios empresariales deben desempeñar un papel mucho más activo, vigilante y firme si queremos un proceso político que conduzca a una reforma sana y perdurable.
Muchas empresas vienen cumpliendo un rol en la construcción de la paz en entornos rurales y regionales donde persiste el conflicto. Para pasar del modo supervivencia a la adaptabilidad de nuevas prácticas, se necesita que los gremios empresariales incorporen una visión regional a una nacional, asimismo una reforma del Estado al servicio de las personas y corregir la descentralización para aplicar modelos de desarrollo más dinámicos y abiertos a la inversión privada, que es la que genera empleo y reduce la pobreza.