Sergio Bolivar
Expreso, 29 de julio del 2024
Las sombras del pesimismo y reticencia ante el futuro político y económico se ha vuelto un karma depresivo para la mayoría de gerentes generales peruanos. Según Ipsos, apenas el 4% de ellos es optimista hacia las elecciones de 2026, mientras que la mitad predice resultados desastrosos, el resto se resigna a un gobierno mediocre que no altere el modelo económico. Este desánimo se ahonda ante la perspectiva de que Antauro, tras 17 años de reclusión, sea perfilado como candidato.
Sería repetir el trauma vivido con Castillo, una fuga de capitales de 8% del PBI que motivó la salida de más de 480 mil jóvenes del país, hijos de nuestra comunidad empresarial y laboral.
El gerente general opta por invertir en diagnósticos y encuestas que solo sirven para confirmar lo que ya sabemos: “la cosa está difícil”. Desde sus empresas siguen atrapados en un ciclo de percepciones pesimistas que limitan su capacidad de actuar e invertir con audacia. Sin embargo, ¿es realmente tan sombrío como lo pintan?
Al contrastar estas percepciones con la realidad, encontramos motivos para un optimismo cauteloso. Vistage, la organización de relacionamiento de CEO más importante del mundo, nos indica que más del 50% de los empresarios peruanos mantiene sus volúmenes de inversión y dos tercios creen en la mejora de sus negocios dentro de los próximos 12 meses. Esta discrepancia entre la percepción y la acción nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de nuestras reservas. ¿Estamos, acaso, cediendo ante el pesimismo sin fundamento real?
Es momento de desafiar ese pesimismo y asumir un rol activo y consciente en la construcción de un futuro mejor para nuestro país. Mas aún para los CEO de empresas mineras globales cuya respuesta reflejo se ha vuelto patear sus decisiones hasta tener claridad de las elecciones de 2026. Los CEO deben salir de la zona de confort, dejar atrás la queja y pasar a la acción. Así como en momentos críticos, los gremios empresariales supieron unirse para promover la inversión frente a la adversidad, hoy día debemos recuperar esa unidad de propósito. En Chile, en 2019, los líderes empresariales unieron fuerzas para iniciar campañas mediáticas a fin de educar a la población sobre las propuestas negativas de la Constituyente en la economía y el empleo. Tuvieron un rol activo abordando demandas sociales en la reforma de pensiones, educación y salud pública. En Brasil, hubo coaliciones de empresarios tras las acusaciones de corrupción contra la expresidente Rousseff que terminó en su impeachment y la elección de Bolsonaro en 2018.
Los gerentes generales deben cuestionarse la visión de espectador de series como “House of Cards” y “Juego de Tronos”, que representan una visión cínica y pesimista de la política, fomentando un enfoque más defensivo y reactivo. Los CEO deben generar un plan cohesivo que defina las prioridades empresariales de manera clara y concisa, superando las divisiones y enfocándose en lo que realmente puede propiciar un ambiente favorable para la inversión y el desarrollo económico.
La visión empresarial debe ir más allá de la supervivencia para alcanzar la prosperidad, innovación, y compromiso ético y social. Si bien hay amenazas, se debe resaltar nuestras fortalezas y oportunidades, promoviendo inversiones en regiones. Las alianzas estratégicas nos permiten defender nuestras inversiones y participar activamente en el diseño de políticas económicas favorables al desarrollo sustentable.
Para los líderes empresariales es hora de proyectar una nueva narrativa, una donde prevalezcan la integridad, la responsabilidad, la justicia y un fuerte compromiso con nuestra comunidad. Una narrativa que, a través de nuestro liderazgo empático y comprometido, permita superar cualquier adversidad y construir un mejor escenario para todos.