Por: Rolando Arellano
El Comercio, 29 de Mayo del 2023
“Marketing no es vender, es hacer que vuelvan a comprar y que nos recomienden”.
En momentos en que en el mundo y en el Perú se presenta una fuerte inflación, una de las herramientas más potentes de las empresas para combatirla es el buen marketing. Veamos.
Siendo una de las disciplinas de mayor crecimiento, la función central del marketing es desarrollar productos y servicios que satisfagan mejor las necesidades de los consumidores. El marketing sabe que vender es importante, pero también sabe que vender un producto malo es un suicidio empresarial, porque un cliente descontento no volverá a comprar y, en estos tiempos de redes sociales, se convertirá en un detractor más poderoso que cualquier publicidad pagada. Marketing no es vender, es hacer que vuelvan a comprar y que nos recomienden.
¿De qué manera el buen marketing genera eficiencias empresariales? Primero porque un producto diseñado para lo que el mercado necesita se venderá más y más rápido, generando menos saldos y costos financieros. También porque en su fabricación se incluirá solo lo que realmente le añade valor, sin costos inútiles. Tercero, porque la recomendación entre usuarios satisfechos hará disminuir la inversión en comunicación y publicidad. Un centro comercial diseñado para los gustos y costumbres de los peruanos de una zona, lo hemos visto muchas veces, tendrá muchos más clientes visitándolo y recomendándolo, y muchos locatarios exitosos. Y un proyecto de viviendas para las nuevas clases medias podría ser más atractivo si en vez de la costosa piscina tuviera un patio de juegos para niños o la gruta para la virgencita, que prefieren las mamás conservadoras.
¿Y el marketing ayuda también a los consumidores? Mucho, en especial porque obtienen más valor por su dinero, pues al comprar reciben aquello que realmente necesitan. Una línea de ropa que considere los reales gustos y tallas de las peruanas, en vez de copiar modelos de fuera, las hará más felices y les evitará gastos de adaptación a sus formas y medidas. Y muy probablemente, los productos les llegarán a menor precio, puesto que en un mundo competitivo las empresas deben compartir sus economías con el mercado. Por cierto, con menos desperdicios y productos no vendidos, gana también el medio ambiente.
En fin, cuando los costos suben, el dinero escasea y muchos toman el camino fácil de recortar indiscriminadamente valor y precio, la respuesta inteligente pasa por buscar eficiencias que mantengan, o incrementen, la satisfacción y la lealtad de los consumidores. Un buen trabajo de marketing, en colaboración con producción, logística, finanzas y otras áreas de las empresas, puede lograrlo. Dando, a la vez, esas mejores cifras en la última línea del balance que cuidan dueños y directores. Que tengan una gran semana.