Por: Rolando Arellano
El Comercio, 5 de mayo del 2024
Una de las frases más repetidas por analistas es la de Zavalita en “Conversación en La Catedral”: “¿En qué momento se jodió el Perú?”. ¿Será que su preocupación por lo malo que ocurre nos ayuda o, más bien, nos paraliza en la búsqueda de mejoras? Los ejemplares de los 185 años de El Comercio pueden ayudarnos a responder esa pregunta. Veamos.
Si, según la RAE, ‘joderse’ implica pasar de una situación mejor a una menos buena, cuando en 1950 Zavalita se hizo su famosa pregunta consideraba entonces que antes hubo tiempos mejores. ¿Pero cuándo fue eso?
Aunque hoy nuestra democracia deje muchísimo que desear, ¿funcionaba mejor en el siglo XIX, cuando solo elegía el jefe de familia limeño, que leía y escribía en castellano? ¿O en 1950, cuando aún no votaban las mujeres? ¿O durante las innumerables dictaduras?
¿Y eran tiempos más honestos aquellos del dinero para armas que desapareció en la Guerra del Pacífico? ¿Tal vez cuando, en vez de relojes, los presidentes recibían casas como la del Fundo Odría? ¿Cuando se entregó a Dreyfus el guano peruano o desapareció la página 11 del contrato con la IPC? ¿Cuando nadie iba preso por corrupción?
Y quien dice que nos jodimos económicamente, ¿supone que estuvimos mejor en los inicios de la República, cuando la caja fiscal estaba quebrada? ¿En la hiperinflación, cuando el sol valía cada día la mitad que el anterior? ¿O, más cerca aún, en el 2000, cuando el 60% de los peruanos eran pobres y hoy lo es apenas la mitad de esa cifra? ¿Cuando era imposible tener teléfono o ser universitario, nuestra balanza comercial era deficitaria y no había el empuje emprendedor actual?
Si el Zavalita de Vargas Llosa hubiera sido real, hoy estaría jubilado y, con suerte, no habría perdido su conciencia social de juventud. Discutiría quizá con sus amigos que vivirían añorando la Lima que supuestamente les pertenecía, y les diría que la revolución popular que soñaban se empezó a dar, pacíficamente, en los conos, con millones de familias migrantes que generaron su propio empleo y contrarrestaron a Sendero Luminoso.
Para probarlo, les pediría que le pregunten a la mayoría de los jóvenes peruanos si creen que hoy están mejor, igual o peor que sus padres a su misma edad. Sin duda, la respuesta sería la misma que si revisaran nuestra historia en los ejemplares de los 185 años de El Comercio donde, con fechas y datos, verían que, a pesar de los inmensos problemas, injusticias y carencias que vivimos, hoy el Perú está mejor que antes.
Y les diría que, más útil que dedicarnos a buscar en qué momento el país actuó mal, sería que nos esforcemos en encontrar lo que hicimos bien, para repetirlo y mejorarlo. Así, en vez de quejarnos añorando un pasado que nunca existió, trabajaríamos para construir un futuro mejor, de verdad. Feliz aniversario, El Comercio.