Reflexiones sobre sociedad y empresas
Rolando Arellano C.
Arellano Consultoría para Crecer
Lunes 15 de abril del 2024
Enviado a Lampadia
Con el paso del tiempo y las herramientas de la modernidad, la función de los profesores ha ido cambiando y aquellos que no se adapten irán desapareciendo. A menos que se presenten decisiones tan poco racionales como la reciente de nuestro congreso. Veamos.
Hasta hace algunos años los profesores debían ser una especie de libro, que debía trasmitir a sus alumnos todo lo que él había aprendido en sus lecturas. El buen profesor por tanto debía ser “muy leído”, tener buena memoria y además ser histriónico, para deslumbrar a sus alumnos al contarles lo que decían los documentos.
Con el tiempo, sobre todo desde los inicios de la internet, la dificultad de obtener información disminuyó mucho y el profesor debió convertirse en un mapa. Su nueva labor fue la de explorar los nuevos conocimientos para informar a sus alumnos qué cosas había de nuevo, ayudar a ubicarlas e instarlos a que las aprovechen mejor.
Pero la avalancha de información que vino después exigió que el buen profesor más que dar los detalles del conocimiento que aparecía, se convierta en una brújula. Es decir, se convierta en una especie de herramienta que ayude a sus alumnos a orientarse y encontrar solos su norte, entre la maraña de cambiante fuentes de las que hoy disponen.
EL lector habrá notado que con la modernidad hoy se refuerza la función central de la tarea pedagógica, que más que dar información es ser guía de los alumnos. Así, paradójicamente, el mundo regresa a las épocas de Sócrates y Platón, cuyo método era ayudar a sus discípulos a encontrar ellos mismos sus verdades. Y, paradójicamente también, la tarea de transmitir conocimientos propia del maestro de educación superior se acerca a la del maestro de primaria, que debe ser formador de carácter, guía de comportamiento y ejemplo de esfuerzo y dedicación para sus alumnos (objetivo que de manera irresponsable ha ignorado nuestro congreso al permitir que personas sin esos requisitos accedan a puestos de enseñanza).
Por cierto, si el lector cree que los cambios de libro a mapa y a brújula solo se aplica a los maestros de aula, debería ver que eso tiene valor similar en la relación entre padres e hijos. Piénselo bien y verá que hoy sus hijos más que información necesitan de su guía. Les deseo una buena semana. Lampadia