Rafael Venegas, Director independiente de empresas y senior advisor de Spencer Stuart
El Comercio, 26 de agosto de 2019
Nuestro país tiene grandes riquezas, pero también grandes complejos. Hay más cosas que nos separan de las que nos unen y estas diferencias se vienen haciendo cada vez mayores, gracias a que tenemos malos gobernantes, malos políticos y malos comunicadores.
Uno de los pocos temas que claramente nos une es el deporte. La Blanquirroja no solo nos une, sino que nos convierte en verdaderos fanáticos, a pesar de no tener muchos logros. Sin embargo, este hecho no es aprovechado por los gobernantes, políticos y comunicadores, quienes prefi eren enfocarse en lo que nos separa. Con un poco de inteligencia y creatividad, esto podría ser muy bien aprovechado pero, claro, se necesitaría inteligencia.
Contra muchos pronósticos, especialmente de políticos demagogos y mezquinos, los Juegos Panamericanos Lima 2019 se llevaron a cabo con mucho éxito. Este evento ha dejado varias enseñanzas, que deberían ser adoptadas, en beneficio del país y su población.
Respetando las versiones que cada uno tenga, me aventuro a darles la mía, dividida en tres frentes: Lo bien hecho, lo regular y lo malo.
De lo bien hecho hay muchas cosas, yo diría que la gran mayoría. En primer lugar, las magníficas sedes polideportivas, que se construyeron en tiempo récord, cumpliendo con los tiempos planeados y dentro del presupuesto asignado. La mayoría de estas sedes no existían y hoy son la envidia de muchos países. Esto se logró porque se hicieron de manera profesional y siguiendo prácticas similares a las que aplican las más exitosas empresas e instituciones del mundo.
Estas prácticas incluyeron, contar con el compromiso al más alto nivel, seguir disciplinadamente un plan de acción, tener un presupuesto adecuado y un equipo muy profesional, con muy buen liderazgo. Finalmente, y de central importancia, incorporar la asesoría técnica de un experto de altísimo nivel.
El asesor técnico se encargó de los temas claves: la evaluación de propuestas y asignación de obras y el control, tanto del cumplimiento del plan como de la calidad de ejecución. Aquí se tuvo la acertada iniciativa de contratar a la firma británica Mace, que contaba con la experiencia de haber dirigido las obras para las Olimpiadas de Londres 2012.
Otro tema clave, siguiendo también la práctica de las empresas responsables, fue que se tuvo una auditoría in situ, a lo largo de todo el proceso (y no posterior), que fue hecha por la Contraloría General de la República.
Estas mismas prácticas se utilizaron también para otro de los éxitos del evento: las ceremonias de inauguración y clausura. Espectaculares y de nivel mundial, que nos enorgullecieron a todos.
La inversión ha sido importante y lógicamente el retorno no será de corto plazo. Lo recaudado por las entradas alcanzó solo a un poco más del 10%, que es algo normal para este tipo de inversiones. En ellas nunca se espera una recuperación monetaria, sino beneficios intangibles, de mediano y largo plazo. En el plazo medio está el tremendo mejoramiento de la imagen del país a nivel internacional y, en el largo plazo, está el gran logro social, al poner a disposición de la población sedes deportivas modernas y de muy alta calidad. Estas servirán para brindar una mejor y más sana alternativa para la juventud de los distritos de mayor densidad poblacional, así como para mejorar tremendamente el futuro nivel de nuestros deportistas.
El riesgo es que este gran legado se pueda perder por una mala administración y ausencia de mantenimiento, si es que no se encarga correctamente. Hay algunas alternativas que podrían ser consideradas. La principal, a mi parecer, sería encargarlo al sector privado. La estupenda sede para el surf, en Punta Rocas, es un claro ejemplo de que este formato sería exitoso. Esto se realizó a través del sistema de Obras por Impuestos (OxI), método que existe para temas de infraestructura y que podría ampliarse también para mantenimiento o administración.
Así, una empresa o grupo de empresas podrían encargarse del mantenimiento de cada una de las sedes y también de la administración, incluyendo el frente deportivo. Esto incluiría la contratación de técnicos especialistas para el desarrollo de los deportistas. Aquí se necesita solamente voluntad de las empresas, así como del Estado para hacer esta ampliación al sistema y racionalizar el penoso proceso de aprobación actual.
Otra alternativa, para las empresas, sería que participen directamente y obtener así el benefi cio de imagen, publicidad y bien social. Lo que sería fatal es darle el manejo de este legado al aparato público, ya sea a un ministerio, o peor aun, a los municipios.
Me he extendido bastante en el frente de lo bien hecho porque, sin duda, casi todo estuvo muy bien hecho. Esto demuestra que, si las cosas se hacen de manera profesional y transparente en nuestro país, somos capaces de conseguir grandes objetivos.
Con una nota regular incluiría a los resultados deportivos, donde a pesar de haber logrado el mayor número de medallas de nuestra historia panamericana, evidenciamos que seguimos en un nivel inferior, en comparación con países muy similares al nuestro. También se volvió a demostrar que solo somos exitosos en deportes individuales y no así en los colectivos. Con las sedes que ahora tenemos y con una administración deportiva profesional, podremos mejorar dramáticamente esto.
Finalmente, con nota mala considero a un problema generalizado, que es el mayor causante de estrés, pérdida de tiempo y frustración de los limeños: el tráfico. Por más que se tomaron algunas medidas, este fue el único tema que nos hizo perder puntos y que fue criticado en el exterior.
En resumen, hubo muchos logros positivos en los Panamericanos y queda un gran legado en infraestructura y en metodología de trabajo, que debemos mantener y utilizar de la mejor manera. ¡No lo echemos a perder y aprovechemos esta gran oportunidad!