Patricia Teullet
Perú21, 10 de febrero del 2025
«Trump es un mercantilista en el más puro sentido de la palabra. El mercantilismo es la teoría económica que sostiene que las exportaciones son buenas y las importaciones malas», manifestó Patricia Teullet.
Las declaraciones de Trump sobre imponer aranceles a sus socios comerciales como amenaza contra todo aquello que no cumpla con sus expectativas y caprichos nos hace recordar que, felizmente, hace un buen tiempo ya, en el Perú, se solía tener “negociaciones” entre empresas y gobierno para establecer los niveles arancelarios de ciertos productos donde lo que más primaba era el lobby de empresas que querían aranceles altos que las protegieran de la competencia que representaban las importaciones.
Poco les importaba que el arancel fuese un impuesto que afectaba tanto a consumidores como a empresas productoras que requerían insumos importados. El argumento de “proteger la producción nacional” (el mismo que ahora utiliza Trump) era popular y eso bastaba para desechar las políticas que reclamaban una economía más abierta o integrada al mundo.
Huelga decir que las “negociaciones” para establecer aranceles se prestaban también a corrupción, pues muchos estaban dispuestos a pagar por la protección del mercado para sus productos. Eso se acabó con los tratados de libre comercio y la política de optar por aranceles bajos y planos.
Trump es un mercantilista en el más puro sentido de la palabra. El mercantilismo es la teoría económica que sostiene que las exportaciones son buenas y las importaciones malas. Fue popular entre los siglos XVI y XVIII y llevó a más de una nación a la debacle. Pero hay lecciones que algunos no quieren aprender o que no les conviene aprender.
La imposición de aranceles de 25% con la que el presidente estadounidense quiere castigar a México y Canadá por el “delito” de que estos tengan una balanza comercial superavitaria con su país hará que los productos afectados se vuelvan más caros para el consumidor en Estados Unidos, lo cual va en contra de su ofrecimiento de combatir la inflación. El otro factor que presionará los precios al alza será la escasez de mano de obra que los migrantes proveían.
Por otro lado, especialmente en el caso de México, en la medida en que haya empresas mexicanas a las que les vaya bien y generen empleo, menos incentivos a la migración habrá. Quebrar empresas por quitarles artificialmente el mercado no es un buen negocio, salvo para aquellos que se beneficien de un mercado cautivo que cubra sus ineficiencias al amparo de precios altos que, una vez más, afectarán a un consumidor que no tiene quién lo proteja.