Por: Patricia Teullet
Perú21, 6 de setiembre de 2021
Si no hubiera habido pandemia, con el deterioro que generó, no solo en la salud sino también en lo económico y lo social, ¿hubiéramos tenido el resultado electoral que tuvimos? ¿Se hubiera evidenciado la falta de empatía por parte de tantas grandes empresas? Aunque hubo también las que sí mostraron solidaridad, es lo negativo lo que se levanta y genera más noticia: y la responsabilidad es también del silencio de quienes deberían hablar.
Sin pandemia, ¿se hubiera sentido tan fuerte la voz de quienes no accedían a servicios de salud? Hasta que la demanda masiva por atención derivó en llantos y protestas que provenían no solo de los siempre olvidados, fue relativamente fácil ignorarlos.
No podemos asegurar que, sin pandemia, el resultado hubiera sido distinto. El camino hacia el desastre que hoy vislumbramos se venía gestando desde hace mucho: desde la descentralización a patadas que paralizó economías locales, impidiendo obras que hubieran mejorado su calidad de vida; desde la complicidad entre autoridades y empresarios para el robo de miles de millones en las obras públicas; desde el esfuerzo del congreso de Fuerza Popular por impedir el avance del país; desde la manipulación de la Constitución y otros malabares de Vizcarra.
Lo triste es que muchos de los que votaron por Castillo lo hicieron esperanzados en un cambio para bien: en la corrección de errores. Pero vemos inacción para lo que se debe hacer y esmero para el enfrentamiento e incapacidad. El aumento del precio del dólar y la advertencia sobre nuestra calificación de riesgo lo reflejan cuando ni siquiera se han tomado medidas drásticas en lo económico. La alegre nota de prensa del MEF sobre la solidez económica mencionada por Moody’s en su rebaja de calificación omite la parte que puede tumbar toda esa solidez: un “Gobierno” con un presidente; pero que no se sabe quién lidera.