Perú 21, 17 de junio de 2016
Hay dos cosas claras: Kuczynski es el presidente electo y Keiko Fujimori lidera el partido mayoritario en el Congreso.
Entonces, ¿por qué Mendoza y su combo están en todos los canales de televisión advirtiendo (y amenazando) sobre su posición, agenda y acciones futuras? Ella ha logrado apropiarse del espacio que corresponde a los elegidos para gobernar. Claro, en gran parte con la colaboración de los mismos, que han hecho sus mejores esfuerzos por desprestigiarse el uno al otro. Queda por ver cuál será su comportamiento ahora: ¿continuará la estrategia de ataque y defensa? Si fuera así, es previsible que, además de hacerse daño mutuamente, sea el país el que más pierda.
Es verdad que el Perú es un país presidencialista y que el Ejecutivo tiene mucha fuerza, pero también es cierto (¡y cómo lo ha demostrado!) que el Legislativo puede impedir, o promover y lograr. Para bien y para mal.
El gran esfuerzo desplegado por Keiko Fujimori para llegar a cada uno de los rincones del Perú en estos cinco años hace que Fuerza Popular tenga el conocimiento y sensibilidad suficientes como para plantear una agenda con iniciativas que aborden los temas de pobreza, que además están bastante más asociados a los problemas de corrupción e inseguridad de lo que se suele pensar. Fuerza Popular puede establecer esta agenda de eliminación de la pobreza basada en la transformación del crecimiento en desarrollo, reemplazando la política de limosnas ejecutada durante este gobierno.
Finalmente, el Ejecutivo también puede jugar un papel de acelerador para la adopción de dicha agenda. Con ello, una vez agotada la “diversión” electoral, podría lograrse un buen matrimonio de conveniencia.
A ninguno le conviene que “la Vero” siga desplazándolos y que en el discurso presidencial del 2021 se hable de “todos y todas”…