Entronizar a Maduro en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha sido un comportamiento inaceptable de parte de nuestros gobiernos por:
Primero, el comportamiento anti democrático de Venezuela, que al igual que Cuba está esclavizando a su población y destrozando su economía y bienestar. Por lo tanto merece nuestro rechazo, no nuestro apoyo.
Segundo ante la nueva situación internacional con el desorden que nos ha traído el 2014 (a 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial), el mundo necesita los mejores representantes internacionales para enfrentar la nueva realidad:
- Expansionismo de Putin con su “imperio ruso en construcción».
- Advenimiento del criminal ISIS en Siria e Iraq, que amenaza tomar medio mundo a punta de fuego y muerte.
- Agravamiento de la situación en Israel y Palestina.
- Exageradas grescas en el Mar de China con Japón.
- Reinicio del armamentismo internacional ante las amenazas de Rusia, con una Polonia y los países eslavos orientales teniendo que armarse y una OTAN, cuyos miembros han debido comprometer un aumento de sus presupuestos militares al 2% de sus PBI.
- La debilidad internacional de EEUU.
- El divorcio entre la globalización económica y social, de las instituciones creadas después de la Segunda Guerra Mundial.
- La continuación de la crisis financiera internacional, especialmente en Europa.
- El debilitamiento de la economía alemana.
- La emergencia de China como una nueva potencia global, sin que se haya logrado iniciar un proceso serio de convergencia, como lo plantean Henry Kissinger y Kishore Mahbubani en sus recientes libros, World Order (Orden Mundial) y The Great Convergence – Asia, The West, and The Logic of one World (La gran convergencia – Asia, el occidente y la lógica de un mundo) respectivamente.
Tercero, por las amistades del régimen venezolano (Castro-Chávez-Maduro) con Saddam Hussein, Gadafi, Al Bashir, Al Assad, Ahmadineyad y Mugabe, como señala Diego Arria, ex Embajador de Venezuela ante la ONU en su artículo publicado por El Comercio, 12 de Octubre del 2014. Dice Arria “(…) El régimen venezolano no es solo un enemigo declarado de Israel y de Estados Unidos, sino de los principios que rigen a la propia organización mundial”. Ver en Lampadia: Venezuela compra un asiento en el Consejo de Seguridad.
En estas circunstancias América Latina debió pedir a Venezuela que retirara su candidatura a la silla del Consejo y evitar así una confrontación regional o el papelón de darle pase.
Lamentablemente, la cobardía, complicidad, miedo y falta de nivel de los gobiernos de la región, no lo hicieron y terminaron por coronar a Maduro en una silla muy importante.
Importante por tres razones, la propia naturaleza del cargo, la especial coyuntura internacional y, en el caso del Perú, porque es la silla que ocupó como su Presidente, el ínclito Victor Andrés Belaunde Diez Canseco en tres ocasiones, además de haber sido Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas entre 1959 y 1960.
Vergüenza para nuestros gobiernos, que estoy seguro no comparten los nobles pueblos latinoamericanos.