Después del fracaso del socialismo británico de pos-guerra, el Reino Unido produjo, en solo un par de décadas, desde fuentes ideológicas opuestas, dos portentos de la política moderna, Margaret Thatcher y Tony Blair.
El socialismo de pos-guerra llegó a su fin con el “winter of discontent” (el invierno del descontento), crisis que viví durante mis años de estudios en Inglaterra (1977-1979), cuando los laboristas presididos por James Callaghan, llevaron al Reino Unido a su peor crisis en tiempos de paz. Sucumbieron en un estatismo rampante, con servicios públicos de pésima calidad cuando disponibles, quiebra financiera del Estado con préstamos del FMI, abusivas dictaduras sindicales que sembraban el caos por doquier, y probablemente, por primera vez en su historia, una perdida generalizada de fe y esperanza en el futuro del reino.
No fue pues casualidad, que apareciera una figura poderosa, como la de Margaret Thatcher, para corregir los entuertos, “necessity is the mother of invention”, dicen los ingleses, “la necesidad tiene cara de hereje”, decimos por acá. No se puede juzgar a la Thatcher sin ponerla en su contexto histórico, como se ha hecho en innumerables comentarios políticos, o como la presentó la película “La mujer de hierro”, de Phyllida Lloyd, protagonizada por Meryl Streep.
La verdad es que esta mujer de origen humilde creció con la fuerza necesaria para arrancar al Reino Unido de la debacle del socialismo, y llevarlo de regreso a un espacio de bienestar general y liderazgo político internacional. No le fue fácil lograr un buen balance entre un Estado fuerte, no grande, y un renovado sector privado con vocación de crecimiento e innovación. Fueron muchas sus reformas y sus contribuciones a la consolidación de un capitalismo popular y sin complejos, pero de eso ya hemos escuchado.
Yo quisiera darle al aporte de esta maravillosa mujer una perspectiva más amplia. Ella y un puñado de otros grandes líderes salvaron el siglo XX. Unos cuantos seres humanos, como Lech Walesa, el Papa Juan Pablo II, Ronald Reagan, Mijaíl Gorbachov, Deng Xiaoping y Nelson Mandela nos ayudaron a recuperar la fe en la humanidad, cuando después de la caída del muro de Berlín, del apartheid y del imperialismo soviético, entre otros eventos, se produjo lo que en algún momento llamamos “la explosión de la Paz” y un gran salto en el bienestar global.
No nos olvidemos que el siglo XX que empezó con la llamada “gran ilusión” de la paz europea, se malogró hace 99 años con la estúpida primera guerra mundial. Luego siguió con la segunda, la de Corea, la fría, la de los Balcanes, sufrimos las inútiles matanzas de las trincheras europeas, los genocidios de Hitler, Stalin, Pol Pot y Mao Tse-tung.
Otro legado de la Thatcher es que además de liderar a los desleales Tories, inspiró al laborista Tony Blair, que fue uno de sus mejores alumnos. Blair nos acaba de visitar por invitación de la UPC y ha compartido con nosotros algunas ideas que resumo a continuación:
- El mundo está cambiando a toda velocidad en alcance y escala por la globalización, la tecnología y la demografía.
- Los retos son los mismos para todos, ¿cómo pasamos al siguiente nivel?
- Los ciudadanos y los países también tenemos que cambiar.
- El reto del Perú está alcanzar una educación de calidad, mejorar las infraestructuras y las instituciones.
- Para tener éxito en el nuevo mundo hay que estar abierto a nuevas ideas, nuevas maneras de hacer las cosas, nuevas formas de pensar y nuevas gentes.
- Hoy las diferencias son entre gentes de mente abierta y gentes de mente cerrada.
- Los gobiernos también deben cambiar, pero no les gusta. Para tener éxito hay que ser parte del globo, tener tu espacio en el mundo.
- Prácticamente en todas partes está claro lo que funciona y lo que no. Las colaboraciones público-privadas son esenciales.
- Hay que aprovechar adecuadamente delos recursos naturales e ir más allá de ellos.
- “Tolerancia cero con la mala educación, no hay una única mayor injusticia que dar una mala educación a un niño, no es aceptable, y no es necesario que ocurra”.
- Cuando el gobernante decide, divide. Gobernar tratando que nadie se moleste es una mala idea, es no hacer nada.
¡Hay hermanos tanto por aprender!