El primer fondo soberano o de riqueza de la historia se formó con los recursos del guano de las islas en 1956. Lo hizo Kiribati, el Perú perdió la oportunidad. ¿Qué podemos hacer hoy con nuestros ahorros?
En 1956 Kiribati, entonces una isla administrada por Gran Bretaña en la Micronesia, formó su fondo mediante un gravamen a la riqueza extraordinaria generada por el guano de las islas. Del guano no queda nada, pero el “Kiribati Revenue Equalization Reserve Fund”, ha crecido tanto, que hoy equivale a nueve veces el PBI del atolón y beneficia directamente a toda su población. Kiribati, que se independizó en 1979, tiene aproximadamente 100,000 habitantes y es una de las primeras víctimas del calentamiento global, que amenaza con inundarlo. Tal vez podríamos acogerlos en el Perú.
Mientras Kiribati ahorró parte de la riqueza extraordinaria generada por el guano, en el Perú nos la fumamos. Creo que esto debiera ser un buen motivo de reflexión.
En general los fondos de riqueza o soberanos se forman para guarnecer el producto de una riqueza extraordinaria. Así podemos verlo en los casos de Noruega con los ingresos extraordinarios de su riqueza petrolera, o con varios países árabes, como producto del mismo recurso. Posteriormente China se suma a la lista con el producto de los grandes excedentes de su balanza comercial.
El Perú ha devenido en ser hoy, un país superavitario. Contamos con muy importantes reservas fiscales, sin que esto haya sido producto de una riqueza extraordinaria específica, ni se haya diseñado por una política fiscal. Estamos hablando, según el Ministro de Economía de un 15% del PBI (S/. 85,000 millones), además del Fondo de Estabilización Fiscal (FEF) por un 4.3% del PBI (S/. 24,000 millones), que tiene un propósito específico ya establecido, como su propio nombre lo indica.
Sobre este tema, en los últimos días El Comercio editorializó: “Un fondo para mi país” y Alfonso García Miró, Presidente de Confiep, respondió en el mismo diario con un artículo que tituló: “¿Un fondo para mí (con el dinero del) país?”.
El editorial de El Comercio propone, básicamente, que se forme el fondo de riqueza (con los S/. 85,000 millones) para dedicarlo al gasto de inversión en las brechas de educación, infraestructuras, reforma del Estado y otros.
A su vez, García Miró alerta sobre tres riesgos vinculados a la eventual formación del fondo. Primero, el dilema del “bien propio” y el “bien ajeno”: cómo asegurar que el funcionario público sepa distinguir entre uno y otro. Segundo, cómo asegurar que el funcionario público, decida en base a criterios objetivos y que pueda abstraerse de las influencias del poder político. Y tercero, cómo hacer para que la selección de los proyectos sea neutral y justa. Explicados estos riesgos, el Presidente de Confiep, termina aconsejando, encargar al BCR la custodia y rentabilización de estos fondos.
Por otro lado tenemos que reconocer, que como consecuencia de haber apagado las luces de la inversión privada en el país, desde los años 60, hasta principios de los 90, hemos acumulado brechas sociales y económicas (educación, salud, infraestructuras, ciencia y tecnología y superación de la pobreza), que aún no superamos, ni hemos terminado de cuantificar. Según AFIN, la brecha de infraestructuras asciende a US$ 90,000 millones. El Ministro de Educación calcula la brecha de infraestructura física del sector en 10% del PBI, unos US$ 25,000 millones. Estos cálculos no incluyen las brechas en salud, infraestructuras urbanas, ni la de otros sectores. Seguramente la brecha que hemos acumulado, se acerca al 100% del PBI, algo más de unos US$ 200,000 millones.
¿Debemos los peruanos, esperar que estas terribles carencias se cierren solas en 20, 40, o 50 años? O debemos hacer un esfuerzo extraordinario para remontarlas en un plazo aceptable social y políticamente. ¿Tenemos cómo hacer ese esfuerzo? ¿Con que recursos podríamos trabajar?
Unas cuantas ideas fuerza al respecto:
- El recurso más seguro con el que podemos contar es el del crecimiento. Si lo hacemos a un ritmo de 7% por año, la economía y el presupuesto público se duplican cada 10 años.
- Si ponemos en valor nuestros recursos naturales, sub-explotados por 30 años, podemos generar cuantiosos recursos adicionales. Podemos multiplicar la minería por 3 o 5 veces, los bosques cultivados por 20 (cinco veces lo que produce Chile), la acuicultura, agroexportaciones y turismo por 5, energías limpias por 10, etc.
- Podemos usar los fondos acumulados, ese 15% del PBI, cuidando los tres riesgos apuntados por García Miró.
Esto no podría ser tarea del Estado, tiene que ser la tarea de una “Gran Alianza entre el Sector Público y el Sector Privado”, convocando a los peruanos mejor preparados y honestos, para que lo diseñen y controlen.
El tema está encima de la mesa. Lo concreto es que hay que hacer un esfuerzo extraordinario y, que el gran reto de nuestros economistas es ver cómo podemos aprovechar estas capacidades para emprender una verdadera gesta por el desarrollo y recuperar pronto la ubicación social y económica que nunca debimos desperdiciar.
En resumen, yo diría que tenemos que tener una agenda proactiva y agresiva para recuperar el tiempo perdido y acercarnos al bienestar general.