El Perú es un país que todavía está en construcción, no somos una obra acabada, no hemos desarrollado nuestro potencial ni alcanzado el estándar de vida que corresponde a la calidad de trabajo y creatividad de nuestra gente, ni el que la diversidad y calidad de nuestros recursos ofrece.
Desde esa perspectiva es lógico que muchas de las fotos que describen nuestra situación económica, social e institucional, muestren situaciones de debilidad, evidencien las brechas sociales y económicas que hemos acumulado por décadas y ojalá nos impulsen a superarlas. Sin embargo, la reiteración de nuestras deficiencias y, muchas veces, su manejo escandaloso, sin dar perspectivas de análisis, debilita la visión y comprensión de nuestra realidad por parte del ciudadano común.
Tres reflexiones al respecto:
- Un país en construcción requiere de su clase dirigente lo que podríamos llamar el compromiso de acción propio de “los padres fundadores”. Requiere también, no dejar en cualquier mano y menos solo en la de los políticos, la concepción de una visión positiva de futuro, sus estrategias de desarrollo y el diseño de las políticas públicas de largo plazo.
- Para ver nuestra realidad y poder comunicarla adecuadamente, tenemos que cambiar de instrumento, no podemos quedarnos solo con las fotos, tenemos que producir películas que muestren la evolución de nuestros procesos sociales, económicos e institucionales. Tenemos que producir análisis que enfaticen nuestra evolución con una perspectiva histórica y de contraste con experiencias relevantes de otros países. Además es muy importante cambiar el espíritu que muchas veces se induce con fotos de nuestras deficiencias (“sufre peruano, sufre” que estamos muy mal), cuando en verdad los procesos son positivos y lo que habría que hacer es iluminar las relaciones causa-efecto que los permitieron.
- Mi tercera reflexión se refiere a la necesidad de comunicar a los ciudadanos los temas vinculados a nuestra realidad, nuestro potencial, nuestras necesidades, las relaciones causa-efecto que explican los procesos y resultados económicos y sociales, las comparaciones con otras experiencias, y ojalá con una visión positiva de futuro que invite a la acción colectiva. Cabe preguntarse quién debe comunicar, pues, no solo los políticos o los economistas, sociólogos, etc. La comunicación debe ser una responsabilidad y compromiso de toda la clase dirigente, desde el líder de la comunidad o el barrio, hasta los líderes empresariales, gremiales en sus distintas vertientes, investigadores y estudiosos. No nos olvidemos que el Perú ha pasado de tres décadas (60s, 70s y 80s) de estancamiento económico, empobrecimiento, escasez de recursos, frustración, violencia y falta de esperanza en el futuro, a una nueva realidad marcada por el crecimiento, la inversión, la creación de riqueza, la disminución de la pobreza y la desigualdad, la abundancia de recursos, la paz, y por una nueva capacidad de soñar con un futuro de prosperidad. ¿Cómo podemos entender este cambio sin una buena comunicación?
El Perú está en construcción, tenemos que comprometernos con su desarrollo, verlo en perspectiva y comunicar, comunicar y comunicar.