Presentación de Pablo Bustamante en la Conferencia Magistral “El aporte de la minería al desarrollo social del Perú”, celebrando XX Aniversario del Semanario Minería y Petróleo el pasado 7 de febrero de 2014.
Pablo Bustamante inició su presentación señalando que Minas y Petróleo era “una publicación terca en un país donde nadie nada contra la corriente. Minas y Petróleo lo ha hecho desde el primer día hasta hoy a pesar de lo antipático que es nadar contra la corriente, pero que es una labor fundamental que ojalá se multiplique, porque en nuestro país nos hemos convertido en consumidores de mitos y de falacias que se siguen alimentando todos los días”.
“Cuando uno analiza cómo se calcula el índice de desarrollo humano hay los tres factores señalados: educación, esperanza de vida al nacer y el ingreso. En el año 2007 hice los cálculos de lo que ocurriría si el Perú pasara a ser el mejor país en esperanza de vida al nacer, que en esa entonces era Japón, mejoraríamos el 16%. Si fuéramos los mejor educados, que entonces eran Georgia y Australia mejoraríamos 7.8%, pero evidentemente eso no era lo que necesitábamos.
Lo que necesitamos era mejorar nuestro IDH en forma sustancial y eso quiere decir que hay que multiplicar por cinco o por 10 el tercer factor, que es el ingreso de las personas y eso depende de la inversión”, remarcó.
Explicó que el valor agregado de la minería y la economía, pesan más o menos lo mismo con las nuevas cifras del INEI, al contribuir más o menos con el 15 al 16% del producto. Sin embargo, el valor agregado de la manufactura es 33%, mientras que el de la minería es 67%.
“Sin embargo todos los días nos machacan que es al revés, que hay valor agregado”, indicó.
Seguidamente señaló que si en vez de haberse exportado concentrados de cobre en el 2013, se hubiese exportado cobre refinado, el ingreso por las exportaciones se hubiera incrementado en 5.1%; y que si hubiéramos exportado alambrón hubiéramos tenido un ingreso adicional, respecto de los concentrado de 14.5%. Lo que hace evidente que el mayor valor agregado está en la explotación y concentración de los minerales. Sin embargo, “para hacer productos refinados u otros de mayor desarrollo industrial tendríamos que ser intensivos en energía y en capital y no somos intensivos en ninguna de las dos cosas”, explicó.
Reforzando lo señalado por Roque Benavides en sus comentarios, indicó que los 70 y los 80 fueron unos años donde se apagaron los motores del país. Se prohibió la inversión en el campo, en el agro, en la minería, en la pesca, hasta en los hoteles, recordó.
“Gracias a Dios desde los noventa, desde la nueva constitución del 93 y merced a las capacidades que tenemos los peruanos hemos logrado un gran impulso de recuperación, pero a mi entender estamos muy lejos de haber recuperado el tiempo perdido”, afirmó.
“Cuando alguien dice que queremos menos minería yo digo no, queremos multiplicar la minería por tres y eso le proporcionaría al Perú recursos extraordinarios fiscales de entre 100 mil y doscientos mil millones de dólares, que ayudarían a cerras las brechas sociales y económicas que acumulamos en los años de obscurantismo.
Si los peruanos queremos dar el salto hacia adelante tenemos que usar la gran palanca de desarrollo que tenemos y por supuesto hacer un manejo inteligente de nuestros recursos y seguir las políticas de países que como Noruega y Australia. Así nos convertiremos de una vez por todas en lo que siempre debimos ser, un país de gente rica, optimista, trabajadora y olvidarnos de ese pasado tan triste. Felizmente estamos en el camino pero no nos dejamos adormecer. Porque el verbo anti minero, el verbo anti inversión sigue encima de nosotros todos los días”, concluyó.
Publicado en el Semanario Minas y Petróleo el 3 de marzo de 2014.