Nelson Torres
Consultor
Para Lampadia
Tuve la oportunidad de participar en una asamblea donde, la base societaria de la organización, decidió la distribución de utilidades del ejercicio anual. No fue en una oficina corporativa de San Isidro o en una planta industrial rumbo al Callao o al sur de Lima. Fue en el centro poblado Monte Alegre, capital del distrito de Neshuya, en la provincia de Padre Abad, sobre la carretera Federico Basadre.
No fue en una gran empresa agroindustrial amazónica, tampoco una cooperativa de productores, fue en una pequeña Unión de Crédito y Ahorro – UNICA, pequeñas unidades de micro crédito y ahorro, una metodología de inclusión financiera que COFIDE viene promoviendo desde el año 2005 y que, con éxito, se han introducido ya en 14 regiones del país.
En este caso, una pequeña UNICA constituida con apoyo del Proyecto Paisajes Productivos Sostenibles – PPS, que viene implementando el PNUD en las provincias de Padre Abad y Puerto Inca.
En enero tuve la oportunidad de visitar 12 UNICAS en ambas provincias. Conozco la metodología desde que empezó a implementarse y sus logros no dejan de sorprenderme.
Conversando con los socios de las UNICAS visitadas, valoran mucho la posibilidad de ahorrar, una opción muy limitada en ambas provincias, donde hay muy pocas agencias de entidades financieras. Las que operan, concentradas en Aguaytía, capital de Padre Abad. Tener el dinero “disponible” bajo el colchón es una tentación muy grande; la oportunidad de ahorrar todos los meses los obliga a sacrificar “consumos hormiga” para cumplir con el aporte mensual a su UNICA. El aporte de los asociados permite otorgar créditos para aquellos socios que lo necesiten. Para atender necesidades básicas, con los recursos escasos de los primeros meses, pero para financiar pequeñas bodegas o fertilizantes para los cultivos de cacao o palma aceitera, cuando el fondo de la UNICA crece, por los aportes mensuales de ahorro y por los intereses que se cobra a los prestatarios.
Las UNICAS desde una perspectiva estrictamente financiera, ofrecen dos servicios escasos (y muy valorados) en las zonas rurales: el ahorro y el crédito. Como en cualquier intermediario financiero, los ingresos por intereses, descontando los costos (en este caso muy bajos, pues los mismos socios las operan) generan el excedente que terminan siendo las utilidades que se reparten o capitalizan al final del año.
En la UNICA visitada, con el apoyo del monitor (el asesor técnico facilitado por el PPS, en coordinación con COFIDE), cada socia y socio decidió que hacer con su ganancia anual. En un año, los 13 socios de la UNICA habían ahorrado 28,000 soles y obtenido una utilidad de 2,900 soles. Capitalizaron 2,000 soles y retiraron los 900 soles restantes.
La distribución de utilidades no concluyó con un champagne y bocaditos, sino con un sabroso pollo al horno, cocinado por dos de las socias de la UNICA. Las sonrisas por la utilidad anual, seguro las mismas que en cualquier reunión corporativa.
Las UNICAS, en este caso promovidas el PPS, contribuyen con el bienestar de sus socios. Desde el componente financiero se sienta una base que les facilita, desde el ahorro, recursos de crédito para sus labores productivas o comerciales. Como ellos mismos dicen, su UNICA llegará tan lejos como sus propios sueños. Hace unos 20 años un político dijo “enseñar a pescar”. Lampadia