Nelson Torres Balarezo, Consultor
Para Lampadia
Creo que la minería, como cualquier otra actividad empresarial puede generar valor para la sociedad en su conjunto. Quien afirme lo contrario no tiene el más mínimo sentido de la realidad. Sin embargo, todo depende de las políticas que las empresas mineras definan en relación con su entorno y, evidentemente, de la actuación de las personas que lideran las empresas.
Hace un par de años fui a Barranca, en compañía de funcionarios de una empresa de la industria de alimentos y bebidas, visitamos dos pequeñas organizaciones de (valga la redundancia) pequeños productores agrícolas. Ambas eran proveedoras de la empresa, la que los había apoyado en su proceso de consolidación institucional y transferencia tecnológica.
Por la empresa habían viajado dos equipos, uno de logística, para coordinar las condiciones de la compra y otro del área de responsabilidad social, para supervisar el proyecto. De acuerdo con las condiciones del mercado, para la empresa resultaba siempre más económico importar el insumo, aunque la calidad del producto importado es notablemente inferior al producido en el país, que además de fresco tiene mejores características de cara al proceso industrial.
En alguna instancia que desconozco, la empresa había decidido pagar un poco más por el producto peruano, incluso realizar gastos complementarios desde la perspectiva de la “responsabilidad social”. La participación del insumo en el costo de producción es marginal, pues no es un insumo central del proceso, cualquier ahorro o sobrecosto impacta muy poco en la rentabilidad de la empresa. Para los agricultores cualquier diferencial de precio incide notablemente en su economía familiar.
Con el proceso de “responsabilidad social”, la empresa se aseguraba un producto de calidad, que sin ningún favor externo justificaba el ligero sobreprecio y, a la vez, tenía un trabajo socialmente responsable sin deteriorar su rentabilidad. Todo funcionaba con eficiencia. Hasta donde pude conocer, los ingenieros de producción estaban tan felices como los productores, en tanto un insumo de calidad simplificaba su trabajo.
Pero, como la globalización manda. La empresa fue adquirida por una mucho más grande, con una clara política de minimizar costos al máximo. Per se, el negocio de la empresa es altamente rentable, pero igual, el mercantilismo puro busca quizás una décima porcentual más de rentabilidad. La cadena se rompió por ahorrar algunas decenas de miles de soles, insignificantes para una empresa que factura cientos de millones.
La “eficiencia” empresarial enfrentada con la responsabilidad social. Soy optimista y creo que pueden darse ambas a la vez, para ello es necesario pensar no sólo en la rentabilidad cortoplacista sino también en la sostenibilidad de mediano y largo plazo. Se puede ser rentable y a la vez socialmente responsable.
El caso brevemente descrito no trató de una empresa minera. Pero creo es un ejemplo de lo que no se debería hacer. Es muy difícil generar un entorno amigable, más aun en escenarios ideologizados; para ello, políticas empresariales inclusivas y liderazgos claros son siempre necesarios.