Nelson Torres Balarezo, Investigador Principal del Instituto del Perú
21 de febrero de 2018
Para Lampadia
Durante casi 4 días recorrí una pequeña parte de las provincias de Cundinamarca, Boyacá y Sandander, al norte de Bogotá. Visité diversas ciudades intermedias que encontré en ruta hacia los destinos que me había trazado: Laguna de Tota, Villa de Leyva y Zipaquira. No pretendo hacer un recuento de los atractivos turísticos de esta hermosa zona cercana a la capital colombiana, pero sí mencionar un par de hallazgos que me resultaron muy interesantes.
Una de las cosas que más llamó mi atención fue la calidad de las carreteras en dicha zona de Colombia; es evidente que la cercanía a la capital es un factor que favorece el desarrollo vial, pero había múltiples opciones para ir de un pueblo hacia otro, con una autopista de eje entre Bogotá y Duitama.
No recuerdo con precisión la cantidad de peajes que pagué. Entre ida y vuelta debo haber manejado unos 800 kilómetros y debo haber pagado unos 15 peajes, con un costo mínimo de 7,800 pesos y máximo de 9,800. Al tipo de cambio aproximadamente entre nueve y once soles cincuenta.
Al regresar a Perú me enteré de un nuevo peaje (el de Ticlio) cancelado por “presión popular”. Sentí que en lugar de avanzar como país, seguimos retrocediendo, como consecuencia de un gobierno sin la autoridad suficiente para imponer las medidas que son necesarias para nuestro desarrollo.
Podemos tener una larga discusión sobre si primero son las mejoras en las vías y luego el peaje; o primero el peaje y luego las mejoras; la evidencia es que nos faltan miles de kilómetros de carreteras y cientos de kilómetros de autopistas. Con concesiones y peajes, es mucho más probable que la brecha en infraestructura vial se acorte más rápidamente o menos lentamente, como deseemos verlo.
Otro aspecto que me llamó la atención es el increíble desarrollo inmobiliario que hay en Colombia. En ciudades pequeñas de 100,000 habitantes o menos se ven múltiples edificios y proyectos de vivienda. Desconozco cuales son las formas de financiamiento ni las políticas públicas a favor de la construcción y la vivienda; pero en un país como el nuestro, con tanto déficit de viviendas, un boom de construcción en ciudades intermedias puede ser un importante incentivo para el desarrollo.
Entre la construcción de carreteras y de viviendas en ciudades intermedias podríamos sumar unos puntos a nuestro ya famélico crecimiento. Pero, para ello, se necesita un gobierno con autoridad, ideas claras, un buen equipo de gestión y capacidad de concertación.