Entrevista a Natale Amprimo
Por: Ariana Lira Delcore
El Comercio, 15 de setiembre de 2019
El último viernes, Natale Amprimo se presentó ante la Comisión de Constitución para exponer sus opiniones sobre la constitucionalidad de la propuesta de adelanto de elecciones. Su rechazo a la propuesta del Ejecutivo es contundente.
— ¿Puede el Poder Ejecutivo plantear una cuestión de confianza para presionar al Congreso a que apruebe su propuesta de adelanto de elecciones?
Desde mi óptica, es absolutamente inconstitucional. Si se diera esa situación, yo no le daría trámite. Imaginémonos que el Ejecutivo presenta un proyecto de ley para proponer la tortura o para restablecer la pena de muerte, y hace cuestión de confianza. Como bien lo ha dicho el Tribunal Constitucional, hay límites implícitos en la Constitución. Para mí, la cuestión de confianza está limitada a temas de gestión.
— Usted asegura que el Congreso podría no dar trámite a una cuestión de confianza que presente el gobierno. ¿No podría el Ejecutivo interpretar esa acción como una denegación de confianza y, por lo tanto, disolver el Congreso?
Eso implicaría un golpe de Estado. [El presidente] asumirá su responsabilidad más temprano que tarde, tal como ha ocurrido con aquellos que, por ejemplo, autorizaron la disolución del Congreso el 5 de abril de 1992. Terminaron procesados e inhabilitados para ejercer la función pública. Éramos muy pocos los que cuestionábamos al fujimorismo y considerábamos que hubo golpe de Estado. La población aplaudía el cierre del Congreso y miren cómo terminaron las cosas. A la larga, el sistema legal, constitucional se va a imponer.
— Se ha señalado que este conflicto de poderes podría acabar en el Tribunal Constitucional.
Yo creo que si el Tribunal Constitucional analiza la posibilidad de una cuestión de confianza para reforma constitucional, la rechazaría.
— ¿Incluso con la formación actual del TC?
Yo tengo que partir de la premisa de que los magistrados integran el tribunal para actuar correctamente y de acuerdo a derecho.
— Las bancadas de la izquierda proponen que el presidente de la República convoque una Asamblea Constituyente.
Ese es el discurso de la izquierda de siempre. La izquierda lo que quiere es crear el caos o reformar la Constitución para establecer un régimen estatista, distinto del régimen de economía liberal que contempla la Constitución de 1993. Eso implicaría recortar las facultades que tiene el Congreso para reformar, parcial o totalmente, la Constitución. Eso sería Venezuela, eso es lo que hicieron el señor [Hugo] Chávez y el señor [Nicolás] Maduro cuando convocaron una asamblea de forma paralela al Congreso. Si queremos ser Venezuela, ahí está el ejemplo.
— ¿Qué ocurriría en caso de que el presidente disolviera constitucionalmente el Congreso por, digamos, la negativa de confianza ante un proyecto que no implica una reforma constitucional?
Ahí lo que correspondería sería convocar elecciones legislativas para completar el mandato hasta el año 2021. Sería un absurdo, una irresponsabilidad, estando a prácticamente un año y medio del 2021, disolver para convocar a parlamentarios que estén un año como congresistas y no puedan ser reelegidos. ¿Quién puede coherentemente pretender eso?
— Y eso implicaría que Martín Vizcarra se tenga que quedar hasta el 2021…
Por supuesto, salvo que renuncie. Pero el ejercicio de poder implica una responsabilidad, implica un acto de coherencia. El presidente hizo las reformas políticas y si ahora cerrara el Congreso, las reformas, que van a medias, no se hacen. Simplemente no se implementaría nada, ¿y qué habríamos logrado? El caos.
— Algunos parlamentarios han señalado la posibilidad de presentar una moción de vacancia contra el presidente. ¿Esto sería inconstitucional?
Si la moción de vacancia se formula sin ningún tipo de sustento, evidentemente sí. Pero no se olvide que el Tribunal Constitucional y el reglamento del Congreso establecen que, para proceder con una vacancia presidencial, se requiere un altísimo número de parlamentarios. Obtener una vacancia presidencial no es sencillo. Si se forzara esta figura, por supuesto que sería indebido.
— ¿Usted cree que exista alguna posibilidad de que salga adelante la propuesta de adelanto de elecciones?
Yo en el Perú ya estoy acostumbrado a que en política es mejor ser historiador que profeta. Pero ojalá que no ocurriese porque creo que es un retroceso gravísimo para la institucionalidad del Perú y que crearía un precedente para que, en cualquier momento, los mandatos presidenciales o parlamentarios cambien, según el humor que tenga el gobernante o el Parlamento de turno. Y eso sería el quiebre de la poca institucionalidad que tenemos los peruanos. ¿Qué ocurriría si mañana el Congreso propone el recorte del mandato presidencial y no parlamentario? ¿Eso no sería inconstitucional?
— ¿Cómo cree que acabará el tablero político?
Me pone en una disyuntiva difícil. Yo debo pensar que las personas que han llegado a un alto cargo, como el de presidente de la República, tienen el deber de actuar de buena fe y con respeto a la Constitución. Yo espero que se entienda que solo a través del diálogo se puede llegar al año 2021, dar vuelta a la página y mirar al bicentenario con otros ojos.