Por: Mirko Lauer
La República, 3 de marzo del 2022
“Que la bomba atómica haya vuelto a asomar su fea cabeza es un motivo adicional para avanzar hacia los acuerdos que estabilicen la región de manera permanente, o por lo menos razonablemente prolongada”.
La bomba atómica ha reaparecido con fuerza en las noticias internacionales, ahora que Vladimir Putin ha puesto su arsenal nuclear en alerta. Las reacciones han sido mixtas. Carla Bleiker, de Deutsche Welle, dice que es muy improbable que Putin empiece una guerra nuclear, pero dada su volatilidad, la amenaza no puede ser tomada a la ligera.
¿Por qué lo hace Putin? Sin duda para demostrar fuerza en un momento de debilidad. Demostración irresponsable y contraproducente, si consideramos que es virtualmente imposible de llevar a la práctica, y que hoy existen bombas nucleares de distinto tamaño por todas partes. ¿Es verosímil que esté intentando asustar a Ucrania?
Ya nos habíamos acostumbrado a algunas amenazas nucleares. Por ejemplo a las bravatas atómicas de Corea del Norte. Pero que Putin hable de alerta nuclear es otra cosa. Pyongyang usa sus bombas para conseguir comida (que obtiene). Lo de Putin parece más bien una manera de ventilar el temor a un ataque similar por parte de la OTAN.
El gesto de Putin es destemplado, pues ignora la necesidad de seguir viviendo en la era de MAD, la destrucción mutuamente asegurada de los países una vez que los misiles nucleares empiecen a volar. Un escenario demasiado horrible para ser tomado en serio, pero que debe ir siendo evitado cuidadosamente.
Es notable que desde Hiroshima y Nagasaki hayan pasado casi 80 años sin que un Estado haya arrojado una bomba atómica contra otro. Ha habido momentos en que este silencio nuclear pareció a punto de interrumpirse. En el Caribe en 1962, en la mala sangre entre India y Pakistán hace algunos decenios, en el peligro de un error norcoreano.
Por una de esas ironías, cuando Ucrania se separó de Rusia, Kiev le devolvió el importante arsenal nuclear que alojaba en su territorio. El mismo con el que los ucranianos ahora son amenazados. En estos días circula la idea de que un elemento para llegar a un acuerdo en el conflicto en curso es una Ucrania sin armas nucleares en su territorio.
Que la bomba atómica haya vuelto a asomar su fea cabeza es un motivo adicional para avanzar hacia los acuerdos que estabilicen la región de manera permanente, o por lo menos razonablemente prolongada.