Por: Miguel Palomino
La República, 5 de Abril del 2023
“En casi todo el mundo, debido a la existencia del descuento hiperbólico, existe el ahorro forzoso. Por ley se establece cuánto van a ahorrar las personas…”.
Como casi todas las personas del mundo, los peruanos sufrimos las consecuencias del descuento hiperbólico. No, no se trata de alguna gran oferta. El descuento hiperbólico es simplemente una tendencia entre los seres humanos para escoger hoy una recompensa inmediata, por pequeña que sea, a esperar más tiempo para conseguir una recompensa mucho mayor.
Es la versión extrema que vemos en casi todos los niños de preferir un caramelo hoy a dos caramelos mañana. Claro, no somos niños y las decisiones de las que estamos hablando son tan importantes que no es exagerado decir que de ellas depende nuestro futuro.
Los sistemas de pensiones son el ejemplo clásico del descuento hiperbólico, porque tenemos que decidir hoy qué vamos a tener dentro de cuarenta años. Lo peor de todo esto es que tenemos que sacrificar hoy parte importante de nuestro ingreso para que logremos una sociedad tremendamente más justa a futuro. Casi nadie piensa, ni quiere pensar, en algo que ocurrirá dentro de cuarenta años. Ya vieron cómo, al mencionar las palabras “cuarenta años”, inmediatamente una parte de su cerebro les dijo: “¡Ah, no importa, ignóralo!”.
Pero ¿saben qué? ¡Sí importa! El futuro dentro de cuarenta años va a ocurrir así lo piensen o no, y las decisiones que tomemos hoy tendrán una diferencia extrema sobre el resultado. Nuestros cerebros, que evolucionaron para mantenernos vivos con suerte veinte años, ahora en cuestión de unos cientos de años (en los que no opera la evolución) tienen que vivir un múltiplo de eso y no están preparados para pensar en el muy largo plazo.
Es claro que ese muy largo plazo está sujeto a incertidumbres muy grandes. Pero también lo están el próximo mes o el próximo verano, e igual hacemos planes para ellos. Que algo sea incierto no quiere decir que no podamos hacer un plan para ello. Sobre todo cuando la diferencia entre planear y no hacerlo es el día y la noche.
En casi todo el mundo, debido a la existencia del descuento hiperbólico, existe el ahorro forzoso. Por ley se establece cuánto van a ahorrar las personas para su vejez y usualmente estos fondos son “sagrados”. Es decir, no se pueden usar para ningún otro fin y son inembargables. En los países más adelantados, el ahorro pensionario está atado al sistema de salud pública, porque lógicamente deben ir juntos al envejecer el pensionista.
¿Sabían que en el Perú no existe un sistema de pensiones? Lo que existe es un sistema de ahorro parcialmente forzoso que te da todo el dinero que correspondería a tu “pensión”, cuando cumplas con alguna de muchas condiciones, para que hagas con él lo que te plazca. ¡Qué bueno, platita ahorita! Dirá mucha gente. Es el descuento hiperbólico hablando. Peor aún si además agregamos los hasta S/87 mil millones (45%) que sacaron del sistema por la pandemia.
El Perú tiene que definir su futuro pensionario a largo plazo y, por lo visto, lo hará en los próximos meses. Aunque hay detalles por decidir, en un foro realizado el viernes pasado por el IPE y la KAS hubo tres presentaciones notables que dejaron en claro qué puntos eran indispensables e inobjetables.
1. Las pensiones bajas se deben a salarios bajos e insuficiente ahorro.
2. Todo el mundo tiene que tener una pensión mínima, su tamaño dependerá de lo que pueda pagar el Estado. Nadie debe subsidiar con su pensión la pensión de otro, para eso están los impuestos.
3. El sistema debe integrar a todas las edades, todos los sistemas de pensión (incluyendo Pensión 65) y, de preferencia, al sistema de salud.
4. El sistema solo servirá si se integra a él a la mayoría de peruanos informales que nunca fueron parte de ningún sistema previsional. Ni la rentabilidad del sistema ni los cambios a las comisiones de las AFP serían más que una curita para esta enfermedad crónica.
¡Por una vez, piensen en el futuro!