Por: Michelle Salcedo Teullet
Vicepresidenta de Gestión Humana, Comunicación Corporativa y Sostenibilidad de AFP Integra
Gestión, 26 de julio del 2023
No se trata de ser perfectos, sino de estar dispuestos a asumir y corregir los errores que puedan cometerse”.
Los seres humanos siempre tenemos expectativas: sobre nuestros hijos, jefes, amigos y probablemente hasta sobre nuestras mascotas. Estas expectativas, además, cambian en el tiempo y en ocasiones suelen volverse más exigentes.
Hace 30 años, por ejemplo, esperábamos que los líderes empresariales respondieran a sus accionistas, se vincularan con inversionistas y reguladores, y aseguraran que sus organizaciones operaran dentro del marco de la ley. Hoy esto es muy distinto. Según el último Barómetro de Confianza de Edelman, más del 50% de la población considera que las empresas no hacen lo suficiente para abordar problemas globales, y más del 70% espera que los CEO aborden activamente temas ambientales, de discriminación y de inequidad en la distribución de riqueza; es decir, que se preocupen de asuntos de relevancia fuera de los muros de su empresa.
En el mundo, muchos líderes corporativos han dado importantes pasos en esta línea, tomando acciones poco tradicionales en términos de lo que típicamente haría un CEO. Emmanuel Faber, por ejemplo, EX-CEO de Danone, estaba convencido de que el sector privado juega un rol fundamental en prevenir los efectos del cambio climático y evitar la pérdida de la biodiversidad, y creía que la industria de producción de alimentos debía ser activa en preservar y renovar los recursos del planeta. Así, impulsada por Faber y los líderes que lo sucedieron, Danone no solo ha asumido grandes compromisos como alcanzar cero emisiones netas de carbono, utilizar empaques 100% renovables y trabajar con su cadena de valor para reducir las emisiones de metano en la producción de leche; sino que ha liderado un amplio movimiento en la industria.
Otro ejemplo es Paul Polman, EXCEO de Unilever, quien creó una de las estrategias de sostenibilidad corporativa más ambiciosas de su época, directamente atada a cada proceso y marca del negocio, y continúa siendo un líder de opinión en términos del rol que las empresas juegan en la sociedad. En su libro “Net Positive”, argumenta que reducir los impactos negativos que uno genera no es suficiente; los líderes corporativos deben aspirar a mejorar la sociedad en la que operan. Recientemente señaló que las compañías deben enfocarse en “prosperar resolviendo problemas globales, no creándolos”.
No es casualidad que las empresas lideradas por personas comprometidas con un propósito más allá del negocio sean también las que destacan a nivel global por su estrategia de sostenibilidad. ¿Son perfectas estas empresas? Absolutamente no. No se trata de ser perfectos, sino de estar dispuestos a asumir y corregir los errores que puedan cometerse; plantear los objetivos correctos; saber sacrificar el corto por el largo plazo; impulsar agendas más grandes que las de la compañía; y asumir la responsabilidad.
Si la sostenibilidad es una característica de la estrategia de negocio, entonces contar con líderes comprometidos es una condición sin la cual es imposible avanzar esta agenda. No se trata de proyectos desarticulados o iniciativas aisladas, se trata de una forma de gestión del negocio que viene definida desde arriba, que se refleja en la cultura y en los objetivos.