Michel Hoffmann Ibáñez, Instituto de Cultura Política
La mayoría de peruanos coincide en que el actual Estado Peruano debe cambiar, sin embargo pocos ciudadanos proponen una alternativa concreta para modificarlo. Mientras que los políticos y las autoridades nacionales se ocupan de enmiendas constitucionales, normas legales, decretos de urgencia o de manera concreta en la disminución de empleados públicos y/o en la creación o reducción de ministerios, el Instituto de Cultura Política propone enfrentar este desafío con creatividad, eficiencia y valentía.
El estado que el Perú necesita, es aquel que contribuya a la generación de oportunidades y la creación de riqueza para que ciudadanía pueda satisfacer sus necesidades reales y mejorar su calidad de vida. Es importante entender y señalar que la riqueza la generan las empresas y familias (entendidos como agentes económicos) y que por intermedio de los impuestos pagados, se generan recursos financieros públicos los cuales son administrados por una clase dirigente (políticos).
Los expertos nacionales e internacionales coinciden en señalar que los principales problemas de la gestión pública nacional son la excesiva burocracia, la ineficiencia en atender las necesidades de los ciudadanos, los bajos estándares de calidad de los servicios públicos en especial salud y educación, la falta de mecanismos de control y todas las otras deficiencias que usted conoce.
En este sentido las modificaciones que hoy se presentan para efectuar un cambio tienen principalmente una característica, se basan en un modelo top-down. Bajo este esquema se dictan primero normas legales, luego se crean nuevas estructuras (instituciones, organizaciones), a continuación se definen las actividades (procedimientos) y finalmente se brindan los servicios. Estos cambios tradicionales, por lo general determinan actividades sin un objetivo claro, y sin agregar o contribuir de manera sustancial al incremento de la productividad y eficiencia de la población económicamente activa (PEA) y de las empresas.
Ante este modelo poco eficiente surge como alternativa el modelo bottom-up. Esta visión de cambio propone, de manera simplificada, que sea la sociedad misma la cual defina y construya el tipo de estado que quiere y el rol que este debe cumplir. Así pues son los servicios requeridos por la ciudadanía los que definen el proceso y estos a su vez la estructura. Ejemplificando, en este sencillo esquema, son los ciudadanos los que deben demandar servicios que contribuyan a incrementar su productividad y rentabilidad. Para esto es necesario lograr el desarrollo pleno de infraestructura productiva (electricidad, agua y saneamiento, vías de comunicación, etc.) en cantidad y calidad. Como complemento indispensable también debe haber una creciente demanda por infraestructura social de calidad, en especial en lo concerniente al sistema educativo y de salud, para poder desarrollar el capital humano.
Finalmente la actual coyuntura política debe dejar de lado la demagogia y propuestas populistas, y ser un espacio para proponer reformas indispensables en infraestructura productiva y social. Son estas medidas las que en el corto y largo plazo fomentarán la creación de empleo formal, salarios competitivos y bienestar social para todos los peruanos. De esta forma tanto los ciudadanos, como las empresas privadas y finalmente el Perú podrán beneficiarse gracias al incremento de su competitividad a nivel local, regional y nacional. Lampadia