Una iniciativa desde el Sur
Los resultados electorales muestran que cerca del 70% de los peruanos hemos votado por las alternativas electorales que están a favor de la economía de mercado y del modelo constitucional vigente. Las opciones que apelaban al cambio del modelo económico y de la Constitución como argumento político han recibido el respaldo de menos de la cuarta parte de nuestros compatriotas. Por tanto, la segunda vuelta electoral tendría que desarrollarse dentro del mismo modelo económico y constitucional entre las candidaturas de Keiko Fujimori (FP) y Pedro Pablo Kuczynski (PPK).
Pero realmente es necesaria una segunda vuelta electoral en este contexto?
A nuestro juicio, más allá de las razones de aritmética electoral y las justificadas razones de conveniencia para la economía nacional, existen razones de principio que sustentarían la idea de no ir a una segunda vuelta en el contexto político actual. Gracias a la gentileza de LAMPADIA y del Diario El Comercio del Cusco, nos permitimos darlas a conocer:
1.- La segunda vuelta electoral exigiría que ambos candidatos y en particular PPK se vean obligados a virar necesariamente hacia la izquierda a fin de capturar el voto de ese sector y en tal propósito, se daría protagonismo o por lo menos cabida a los planteamientos que el país mayoritariamente rechazó. Los peruanos han votado para que nuestro país recupere el rumbo que perdió en las elecciones del año 2011 con las propuestas demagógicas de la izquierda cobijada detrás del Comandante Humala. El país no ha votado para que estas mismas ideas, camufladas en un nuevo rostro, tengan protagonismo. Por lo tanto, no se debe mediatizar la victoria de la economía de mercado y la sociedad libre en una segunda vuelta electoral.
2.- La segunda vuelta electoral nos llevaría a una innecesaria polarización política de ANTIS y no de PROS, alimentaría inevitablemente la confrontación y la violencia y daría espacio para que el violentismo y el extremismo izquierdista radical que ya asomó en esta elección vuelva a tener protagonismo. Los peruanos no necesitamos más confrontación, necesitamos reconciliación.
3.- Los planteamientos de PPK para recuperar el dinamismo económico, combatir la corrupción, dar seguridad ciudadana e incrementar la inversión social, no son incompatibles ni excluyentes de los planteamientos de FP en materia de reducción de la pobreza, creación de empleo, reforma del estado y seguridad ciudadana, de manera tal que resulta innecesario explotar las divergencias en una segunda vuelta electoral cuando lo que conviene al país es desarrollar las coincidencias y sinergias. Esto es lo que debemos exigir a nuestra nueva clase política.
Por esta razón, antes de iniciar una segunda vuelta electoral, se debiera avanzar a un acuerdo de coincidencias básicas luego del cual PPK renuncie a la segunda vuelta electoral (como ya sucedió en nuestra historia política en 1985) y se forme una alianza de gobierno con Fuerza Popular que permita hacer realidad las mejoras, reformas y ajustes que los ciudadanos esperan en el Estado, la economía y la política nacional.
Un acuerdo como el que proponemos tendría que establecer una agenda política inmediata y dar garantías suficientes al pueblo peruano de respeto a la institucionalidad democrática, a la alternancia en el poder y de que se combatirá la corrupción. A estas coincidencias básicas debiera invitarse y hacerse todo lo necesario para sumar, en aquello que sea políticamente factible, a los demás sectores políticos del país y en particular a la izquierda, que tendrá allí la ocasión de demostrar su vocación democrática.
Este acuerdo permitiría que la conducción de la economía y los sectores productivos estén a cargo de PPK y su equipo, mientras que las demás tareas gubernativas estén a cargo de FP.
Las concertaciones políticas en la derecha o en la izquierda han permitido a muchos países superar el fraccionamiento político histórico de nuestra región, garantizar la continuidad de políticas de Estado y dar muestras de gobernabilidad y madurez política superiores, que se traducirían inmediatamente en buenas señales para los mercados, la inversión y la generación de empleo y riqueza, únicas fuentes para derrotar la pobreza y avanzar en el desarrollo humano.
Naturalmente, una iniciativa de este tipo supone deponer legítimas aspiraciones personales y poner en evidencia una clara vocación de diálogo y concertación. Ojalá que nuestros actores políticos elegidos por el pueblo estén a la altura de este desafío que planteamos.
Lampadia