Por: Martín Naranjo
Perú21, 12 de abril de 2021
Querer controlar el costo del crédito estableciendo topes a las tasas de interés es como querer controlar la fiebre destruyendo los termómetros o querer controlar las dificultades de oxigenación destruyendo los oxímetros. Y es que las tasas, así como la fiebre y las dificultades de oxigenación, no son la enfermedad, son síntomas. Son señales de que algo que está sucediendo merece atención especial y merece tomar acciones muy concretas. Naturalmente, el éxito del tratamiento dependerá completamente de un diagnóstico adecuado, que, a su vez, depende críticamente de las circunstancias específicas de cada individuo.
En el caso de las tasas, la enfermedad es la exclusión social. Para alcanzar tasas más bajas, hay, por lo menos, tres factores que tomar en consideración: instituciones, infraestructura e instrumentos. En primer lugar, instituciones como la libre competencia, la independencia del BCRP, la libertad de contratación o el rol del Estado son esenciales para proveer del clima de estabilidad económica que es condición necesaria para el crecimiento y para la reducción de la pobreza. Dentro de los parámetros de la estabilidad financiera, una competencia más intensa es siempre necesaria y bienvenida. La independencia del BCRP y la libertad de contratación son instituciones que preservar, y el rol de la banca del Estado en el sector financiero siempre puede ampliarse repensándolo desde una lógica de complementariedad y a la luz de los avances tecnológicos más recientes que permiten nuevas formas de actuación, trazabilidad más precisa y ambientes de control más robustos.
En segundo lugar, la infraestructura física determina en gran medida los costos de transacción y la infraestructura de protección social determina en gran medida el costo de los riesgos asumidos. Mejor acceso a caminos, energía, telefonía, Internet o agua y desagüe reduce los costos de transacción, y mejor acceso a educación, salud, seguridad o justicia reduce los riesgos de operación. Por ambas vías se favorece la inclusión financiera y se reducen los costos del crédito. Por lo tanto, el gasto público y la política de inversiones públicas deben ser elementos centrales de cualquier estrategia de inclusión financiera y de reducción de los costos del crédito.
Por último, los instrumentos financieros que pueden ayudar en la reducción del costo del crédito tienen mucho que ver con plataformas, transacciones digitales y dinero electrónico. También con fondos provistos desde el sector público a través de instrumentos de probada efectividad en la reducción de los costos del crédito como los Reactiva o los diferentes Fondos de Apoyo Empresarial.
Como hemos señalado, la enfermedad es la exclusión. El tratamiento pasa por mejorar y preservar las instituciones que permiten la estabilidad, el crecimiento y la reducción de la pobreza, por invertir bien en infraestructura física y social, y por el uso correcto de los instrumentos de política. No confundamos los síntomas con la enfermedad.