Martin Naranjo
Perú21, 20 de enero del 2025
«Lo que no podemos olvidar es que no se trata solamente de plantearnos metas ambiciosas, sino también de crear los sistemas que nos lleven a alcanzar esas metas. Estos sistemas incluyen desde la infraestructura deportiva y la identificación del talento hasta la ambición y la cultura de profesionalismo».
Seguramente usted, querido lector, todavía no sabe quién es Pedrito Juárez, pero sin duda sí sabe quién fue Diego Maradona y seguramente también sabe quién es Lionel Messi. Seguramente, conoce la historia del Maradona de 10 años, quien cuando jugaba con Los Cebollitas ya había captado la atención de la prensa deportiva argentina. Asimismo, seguramente también sabe que a esa edad Messi estaba con Newell’s y que incluso vino a Lima y nos dejó sorprendidos a todos con sus regates y sus goles.
Pedrito Juárez tiene hoy 10 años, es argentino de Salta y es el capitán del FC Barcelona de su categoría. Es un talento excepcional, de esos que parecen venidos de otro mundo, otra joya de La Masía. Desde que tenía 6 años es patrocinado por Nike. En una entrevista reciente, Pedrito declara que su sueño es ser campeón del mundo con la Albiceleste y ser el mejor jugador del mundo, ni más ni menos. Pedrito explica sus puntos de vista con una madurez y una claridad que ya quisiéramos ver en nuestros jugadores en edad de retiro. Dice que le gusta tener el rol de capitán porque sabe que tiene la responsabilidad, así lo dijo, de hacer crecer a todo el equipo.
Lo que más destaca en Pedrito, además de su talento y sus clarísimas ambiciones, son sus capacidades de liderazgo y su sorprendente profesionalismo. Sabe perfectamente que ser el mejor jugador del mundo y ser campeón mundial con el equipo de sus amores requiere, además de su talento innato, de muchísimo trabajo. Sabe perfectamente que la excelencia es un hábito que se despliega en cada entrenamiento, en cada movimiento, en cada decisión de juego, en cada jugada, en cada pase, en cada corrida. Sabe perfectamente que es parte de un sistema que lo apoya y que le permite soñar en grande.
Entender a Pedrito nos permite entender por qué nuestro fútbol va tan mal. Nos obliga a hacernos varias preguntas, como las siguientes: ¿qué tan buen trabajo hacemos con las divisiones menores? ¿Qué tan buenos somos identificando talentos a temprana edad? ¿Qué tan buenas academias tenemos? ¿Qué tan bien capacitados están nuestros entrenadores en formación juvenil? ¿Qué tan bien administrados están nuestros clubes? ¿Qué tan buena es nuestra infraestructura deportiva? ¿Qué tan transparente es nuestra FPF con el manejo de los recursos? ¿Qué tan profesionales son nuestros jugadores? Y, quizás, las preguntas más importantes que nos debemos hacer son las siguientes dos: ¿Cuántos de nuestros niños quieren ser campeones del mundo? y ¿cuántos de nosotros creemos que es posible ser campeones del mundo?
Lo que no podemos olvidar es que no se trata solamente de plantearnos metas ambiciosas, sino también de crear los sistemas que nos lleven a alcanzar esas metas. Estos sistemas incluyen desde la infraestructura deportiva y la identificación del talento hasta la ambición y la cultura de profesionalismo. Y es que, como dice el refrán: “Las medallas se ganan en los entrenamientos. A las competencias vamos a recogerlas”.