No entiendo la postura de los amigos liberales que se oponen a la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Por supuesto, comparto con ellos la preocupación por el crecimiento desmedido de la burocracia estatal, una burocracia que, bajo el descontrol del humalismo, ha mostrado signos alarmantes de ineficiencia institucional. Sin embargo, confieso que me confunde el doble rasero que percibo en gran parte de los liberales que se oponen a la creación de un nuevo elefante burocrático. Sucede que ellos apoyaron (y apoyan, si me apuran) la creación de otro paquidermo del gobierno, este sí, de probada torpeza, tan gigantesco como letal: el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social.
No comprendo los aspavientos de aquellos que se rasgan las vestiduras denunciando la «excesiva burocracia estatal», pero que al mismo tiempo optan por guardar un silencio cómplice frente a la más grave muestra de ineficacia de este gobierno: los coliformes de la burocracia del Midis. Queridos amigos liberales, por favor, sean consecuentes. La burocracia que existe, la burocracia del Midis, herencia de Carolina Trivelli, es mucho más peligrosa para el país que cualquier burocracia nonata. Ojalá la indignación de mis amigos liberales se extienda a la desastrosa gestión de una burocracia que ha diseñado programas sociales desde la torre de marfil del académico, renunciando al management, abdicando el control y dejando en manos de ilustres teóricos la implementación real de las políticas públicas. Allí, en la burocracia ineficaz del Midis tienen ustedes, queridos amigos liberales, un gigante que derribar. No se entretengan con los sueños de opio de un Presidente ingenuo que comparte sus objetivos políticos con la prensa. Si derraman un lagrimón, queridos amigos liberales, que sea por el Midis y Carolina Trivelli, esa exministra francamente ineficaz que ustedes, tercamente, se empeñan en levantar.
Aniversario
Ratzinger no dejaba de recordarnos, al igual que el papa Francisco y nuestro cardenal Cipriani, que el cristianismo tiene una dimensión performativa. Esto significa que la fe católica no es un modelo para teóricos. El cristianismo se tiene que aplicar. Cáritas del Perú cumple 58 años de vida institucional llevando a cabo esta dimensión performativa contra viento y marea. El bien que Cáritas ha hecho a lo largo y ancho del país es inconmensurable y la deuda que todos los peruanos hemos contraído con ellos, impagable. Con Cáritas se cumple a la perfección aquello de «por sus frutos los conoceréis». He aquí la verdadera inclusión social.
Publicado en Correo, 10 de octubre de 2013