Por: Mariella Balbi
Expreso, 18 de Febrero del 2023
El 15 de febrero pasado se conmemoró el fallecimiento de la luchadora social María Elena Moyano (MEM). Hace 31 años, Sendero Luminoso la asesinó cruelmente, la dinamitó. MEM, era una activista de izquierda de Villa El Salvador, pero totalmente opuesta a la violencia senderista. Promovía la paz. La mataron brutalmente porque no se sometió a los terrucos y deslindó claramente con ellos.
Gracias a un tuit de Carla García (@esquinabaja), recordé que antes del salvaje hecho le hice una entrevista para La República, medio donde trabajaba. Se glosa mi pregunta sobre si la izquierda había tolerado a los senderistas demasiado tiempo. María Elena contestó: sí. Amenazada por los terrucos, sabía bien de qué hablaba. Por eso la albergué en mi casa unos días. Lo mismo ocurrió con otra dirigente de Huaycán, Pascuala Rosado.
Ambas fueron asesinadas con toda la vesania de la que es capaz Sendero. De poco sirvió mi modesto apoyo. El deseo de protegerlas resultó insignificante. La entrevista y el refugio fueron sepultados en mi memoria. Dicen que los hechos traumáticos se reprimen y se guardan en el fondo del espíritu. Sí recuerdo claramente el día del entierro, la romería acompañando el cadáver de MEM. Todos tristes, impotentes ante semejante bestialidad.
La escena está nítida en mi memoria. Un poblador de mediana edad me abordó. Ladino, deslizó: ¿usted sabe que MEM tenía problemas en la municipalidad? Fue chocante. De qué tipo pregunté, siguiéndole la cuerda. Malos manejos económicos, contestó. No es verdad, respondí, retirándome. Esa es una típica maniobra de Sendero, denigrar a quienes asesinan. Como ocurrió con una reciente carátula del diario UNO referente al ataque terrorista en el Vraem, donde murieron siete policías. Rezaba: “habría sido un ajuste de cuentas”, refiriéndose al narcotráfico.
Como toda historia, esta tiene episodios. Luego de la muerte de María Elena entrevisté a un destacado dirigente de izquierda. No condenó con firmeza el asesinato de MEM ni a Sendero. La entrevista no se publicó a su pedido. “Va contra los intereses de la izquierda”, fue el argumento.
¡Han transcurrido 31 años! Hemos vivido el horror impuesto por Sendero. Fueron más de 30 mil muertos, tuvimos que reconstruir la economía. Desafortunadamente, a la fecha, la subversión sigue usando el terror como arma política. No convence, sí miente, distorsiona, envenena el alma de la gente más postergada. Se infiltra en las escuelas, desde donde promueve la lucha de clases, polariza la realidad entre pobres y ricos. ¿Por qué la presidenta Boluarte mantiene a la Fenatep, el sindicato magisterial del Movadef legalizado sin sustento? Incomprensible.
Un sector de la prensa insiste en victimizar a quienes dicen que protestan, pero realizan actos violentos. Culpan a las fuerzas del orden de las muertes ocurridas. Si los sediciosos usan armas hechizas y atacan las instalaciones de los aeropuertos, cómo respetarlos. Son terroristas. Se detuvo a la financista de las marchas en Lima, ciertos medios la defienden, presentándola como una madre de familia.
Son dos generaciones por lo menos que han crecido ajenas a la insania de Sendero Luminoso. Lavarle la cara a este grupo asesino, justificar la agresión contra la policía, la extorsión a las autoridades, el incendio de entidades públicas, el bloqueo de las carreteras, la destrucción del turismo, de la economía, es, reiteramos, ser comparsa de la subversión.