Mariela Balbi
Expreso, 28 de diciembre del 2024
Sabíamos que tanto los procuradores de ese entonces, Jorge Cubas, Silvana Carrión y los inefables fiscales Rafael Vela y José Pérez nos habían echado a las fauces de la corrupta ODEBRECHT. Cada vez que se les preguntaba por el acuerdo firmado por la empresa brasileña y las autoridades judiciales peruanas se enredaban en galimatías y soltaban medias verdades. Como la mayor parte de la prensa nacional los bendecía, apoyaba y pasaba franela, era muy difícil llegar a la verdad. Hace una semana, el periodista Phillip Butters y el abogado Wilber Medina consiguieron que les entregaran el Acuerdo con Odebrecht. Fueron años de insistir. En el 2019 se rechazó el primer pedido de Butters. Ahora sabemos que, según el propio documento, se podía hacer público cuando el Poder Judicial lo homologara (2019). Esperamos 5 largos años. Las excusas del desequilibrado fiscal Pérez son tontas, banales y mentirosas.
No hay que ser abogado para saber que la corrupción de Odebrecht en Perú fue dantesca, embarrando a varias instituciones. Vela y Pérez, los fiscales que manejaron el caso, actuaron favoreciendo a la corrupción porque el golpista de Martín Vizcarra defenestró al exfiscal de la Nación, Pedro Chávarry. Encaramada en el cargo, su sucesora, Zoraida Ávalos, dio carta blanca a este par de malos funcionarios. El golpe de Estado de Vizcarra (2019) terminó de envilecer este apestoso asunto. Lo concreto es que, para Vela y Pérez, Odebrecht no es una organización criminal. Ese mote se lo clavaron a los líderes políticos que odiaban: Keiko Fujimori y el expresidente Alan García. Además, metieron en el saco a sus partidos, pero afortunadamente se revirtió ese atropello. Keiko Fujimori estuvo en cárcel injustamente más de un año. Alan García fue hostigado, pretendieron encarcelarlo y el exmandatario se suicidó. Sus nombres no figuran en el Acuerdo con Odebrecht. Sí, el de la exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, aunque los ‘fiscaletes’ eximieron las obras Rutas de Lima (Odebrecht) y Línea Amarilla (OAS) del pago de reparación civil. Luego Villarán confesaría que les regaló los contratos por una coima de 10 millones de dólares.
Tampoco el Gasoducto del Sur, contratado con Odebrecht durante el gobierno de Ollanta Humala, entró en el Acuerdo. Menos otros proyectos que tenía la constructora. Solo consignaron cuatro obras de poca monta por las cuales los brasileños pagarán la magra suma de 610 millones de soles y encima a plazos. Les permitieron vender Chaglla. Nunca vimos un allanamiento a las oficinas de Odebrecht, nunca se encarceló a ningún gerente ni funcionario. Para colmo, los ‘capos’ de la empresa en Perú, Barata y sus secuaces, se amoscaron, desistiendo de ser colaboradores eficaces. Además, por el Gasoducto nos metieron una demanda internacional y debemos pagar más de 200 millones de dólares a una empresa socia de Odebrecht. Ese tal Gasoducto no sirve para nada, nos cuesta mantener los tubos. Pueden venir otros arbitrajes. De hecho, tenemos uno con Rutas de Lima. La cereza de la torta: gracias al gobierno de Kuczynski, Odebrecht sigue trabajando en el Perú. Fuimos asaltados de la peor manera, perforados y nada pasó.
Cobra sentido lo que declaró Wilber Medina. Odebrecht sobornó por doquier en el Perú y el extranjero. ¿Por qué no pudo aceitar a los fiscales Ávalos, Sánchez, Vela y Pérez? Tiempo al tiempo.