Por: Mariella Balbi
Expreso, 12 de febrero del 2022
El Congreso no goza de popularidad entre los peruanos. En parte por su actuación, pero también por el desprestigio del que ha sido objeto. Comenzó con PPK, aunque el humalismo, durante el gobierno de Alan García, propició la percepción negativa del primer poder del Estado.
PPK apretó el acelerador contra el Parlamento. Declaró, sin pudor, que rompería bancadas para obtener la ansiada mayoría. Compró congresistas por obras o por plata. Junto con ciertos medios arremetió contra el fujimorismo, convenciendo a la opinión pública de que era el gran obstruccionista, el que bloqueaba toda la acción del gobierno. La historia demostrará que no fue así.
Vizcarra, más perverso, realizó un psicosocial con apoyo de los medios y de su asesor extranjero y lo cerró. ¡Hubo gente que aplaudió semejante barbaridad, respaldando un golpe de Estado! Al prohibir la reelección congresal vía un referéndum manipulado se trajo abajo a la clase política. Hoy, con Pedro Castillo, tenemos un Congreso sin liderazgo, con algunas bancadas que tienen pactos no santos con el régimen, hipotecando su voto.
Desde PPK-Vizcarra se escuchan las voces antidemocráticas que proponen el cierre del Congreso. Similar a me duele el pie y lo amputo. El ‘Lagarto’ Vizcarra lo concretó. Ahora estamos en lo mismo. Los rumores sobre su disolución se acentúan. El fallido gabinete Valer fue un pulseo de cuánto aguantan la ciudadanía y los congresistas. El del premier Aníbal Torres sería el que le dé su papirotazo al Parlamento.
Está compuesto por ministros con serios cuestionamientos, desde violencia familiar (titular de Defensa, el de Justicia defendió a un violador) hasta malos manejos en el Estado y poca formación (ministro de Salud y tantos otros). Castillo, impulsado por Vladimir Cerrón, quien ha recuperado poder, necesita cerrar el Parlamento para imponer su Constituyente. Un ministro desarrollará el sustento jurídico. Todos los otros contribuirán, por ello están ahí.
Falta saber cuál es el talante de las FF.AA. ¿Están totalmente vendidas y sojuzgadas como ocurrió en Venezuela? Ante este panorama incierto, al que se suma la corruptela de Castillo, su gobierno paralelo, su incapacidad moral, el Congreso, las fuerzas democráticas, claro está, deben desperezarse.
Es necesario aclarar y consensuar que la vacancia es solo de Castillo. Si ello queda claro se sumarán más votos. Los congresistas tienen razón en rechazar el que se vayan todos. Los eligió el pueblo con votos. Pero alquilarse al gobierno siempre paga mal. Solo en ese talante la vacancia podría ser lograda y tendrán tiempo para revertir la no reelección y otros puntos.
Otra alternativa es la acusación constitucional contra Castillo, cuyo debate costó esfuerzo aprobar. Interpelar a ministros maltratadores o sinvergüenzas es otra acción por emprender. Además, citar a la expremier, a los exministros del Interior y Economía y al exsecretario general de Palacio para que clarifiquen sus expresiones de que existe un gobierno paralelo. Ayudaría en la acusación constitucional y en la vacancia. También viabilizar la acusación constitucional contra la fiscal de la Nación, necesitamos un Ministerio Público probo y digno.
En suma, el Congreso no debe pasmarse. Actuar con rapidez y reflejo, no alquilarse, unirse todos frente a la amenaza senderista, chavista y la megacorrupción son los ángulos para enfrentar a este régimen. El más desastroso en 200 años de república.