Por: María Isabel León
Diario Correo, 7 de Mayo del 2023
Los “progres” y los “caviares” se caricaturizan en el argot popular como aquellos que se proclaman de izquierda, pero a quienes les gusta disfrutar de la buena vida, alejados de su prédica política. Los conservadores, suelen ser ridiculizados como aquellos “antidiluvianos” divorciados de toda sensibilidad, que pretenden promover valores morales caducos en una sociedad “moderna”. Increíble que en pleno siglo XXI sigamos jugando a los adjetivos en lugar de esforzarnos por oírnos y por convivir en civilizada armonía, tolerancia y paz. Así las cosas, Cierto sector de la izquierda que ha perdido espacios de dominio, sobre todo en el sector educación, señala que estamos viviendo una “oleada conservadora muy fuerte” y los acusa de no reconocer “avances” en el sector. La evidencia señala una brecha de infraestructura educativa publica de más de 100 mil millones de soles y apunta a resultados precarios en la educación estatal, peores que los obtenidos por los estudiantes de las escuelas privadas de “bajo costo” según la Evaluación Muestral 2022. ¿Cómo hacemos como ciudadanos y como país para realmente garantizar una educación universal de calidad? ¿A caso el servicio educativo público es el único llamado a tener esta virtud? ¿Todo el servicio privado es mercantilista, abusivo y perverso? ¿Es acaso la educación un botín para alguien? ¿para los grupos corporativos o para los colectivos “oenegeros” que pretenden poseer la verdad única? ¿Las ideas “conservadoras” tienen solo una lógica económica y anacrónica? ¿Están divorciadas de la capacidad de formar buenas personas, ciudadanos dignos y plenos? Lo cierto es que esa izquierda con aroma caviar, fosilizada en sus propios oprobios, es la que se esfuerza en subordinar la verdad, esquivando toda capacidad crítica para resaltar que la educación pública en nuestro país tiene años rezagada, con harto presupuesto y escaza gestión. ¿Es acaso malo invertir dinero privado en educación? ¿No tenemos suficientes ejemplos que dan cuenta que estas inversiones han logrado elevar notablemente la cobertura educativa y mucha de ella de buena calidad? ¿Porque todo tiene que verse mal? Son tan miopes que en su revancha de argumentos hasta cuestionan los colegios de alto rendimiento, allí donde se educan jóvenes de todas las regiones con mejor nivel y menores recursos y hasta cuando las sentencias del Tribunal Constitucional les son desfavorables claman “dictadura”. Curiosa forma de respetar la democracia y la institucionalidad del país.