Por: Marcos Ibazeta Marino
Expreso, 30 de abril de 2020
Se está cumpliendo a plenitud la sentencia dictada por el ministro de Salud. La gente se contagia masivamente y se está muriendo en sus casas, en la calle o en el hospital, porque, lamentablemente, la curva de incremento de contagios no se ha aplanado como se pensaba y los tiempos de crisis ya son inmanejables.
Las causas ya las conocemos y hasta los más enfervorizados piquichones del régimen comienzan a darse cuenta que las críticas iniciales tenían sustento y debieron ser tomadas en cuenta antes de lanzarse rabiosamente al cuello de los que aún querían razonar en nuestro país.
El aislamiento, con toque de queda incluido, no ha producido el resultado esperado porque una cosa es obligar a la población a no salir de sus casas, pero otra es la actividad en paralelo del gobierno para ir estableciendo reglas para desplazamientos por rutas externas e internas ya señalizadas dentro de los lugares de concentración masiva como mercados, entidades financieras, farmacias y medios de transporte. Con las calles desiertas el contagio era controlable, pero cuando la gente debía desplazarse a comprar alimentos, medicinas, a retirar dinero de los bancos o movilizarse en vehículos del servicio público, terminaban aglomerándose en el desorden de siempre. Recién en esta última semana hemos visto que el gobierno está tratando de corregir esos errores, aunque ya es demasiado tarde para evitar las funestas consecuencias que se quería prevenir.
El otro factor era el estado de necesidad y la falta de dinero que provocaría hambre en grandes sectores de población, sabiendo que cuando hay hambre ya nadie respeta control alguno ni piensa en prevenir nada. El gobierno entregó bonos, muchas veces a quienes no lo requerían, a través de los bancos, obligando a miles de personas a salir de su cuarentena para hacer colas interminables en las entidades financieras y de allí se trasladaban a incrementar otras largas colas para entrar a mercados y farmacias para comprar sus alimentos. Allí tenía que producirse un contagio masivo y así fue.
Cuando el gobierno se dio cuenta de esta situación dispuso la entrega de bolsas de alimentos y, en vez de concentrar las adquisiciones y coordinar la distribución con gobiernos regionales y locales, entregó dinero a estas entidades, se demoró la compra y la entrega, pero ya la población comenzó a amagar con actos de saqueo.
Un comunicado de la Asociación de Municipalidades da cuenta que el Gobierno no ha coordinado ni con los gobiernos regionales ni con los locales un plan coherente de acción y fue deplorable ver y escuchar al alcalde de Lima quejarse públicamente del actuar argollero del gobierno cuando dijo que tenían que rogar al Ministerio de Salud para tener información de zonas de contagio y del avance en el control del virus.
Es fácil el populismo con dinero ahorrado por el Estado en base al sacrificio de muchas generaciones de peruanos, pero todo ahorro que se gasta sin un norte fijo con rutas adecuadas se acaba y no se logra el resultado. Hay que pedir prestado y buscar de dónde sacar más dinero. En esa estamos.
La corrupción se ha desatado en su peor expresión y en el futuro veremos la absoluta falta de escrúpulos e inhumanidad de los que lucran con la muerte porque se ha entregado dinero a diestra y siniestra sin control. Inclusive hay un jaque contra la ministra de Economía por la venta de bonos soberanos y una relación con su padre que luego deberá ser debidamente esclarecida.
La peregrinación de los peruanos que vuelven a su lugar de origen ha desatado la itinerancia masiva del virus por todo el Perú. Miles se han quedado sin trabajo, sin sueldo, se acabaron sus ahorros y cuando todos volvamos a trabajar, al no tener capacidad económica alguna casi toda la gente, tendrán que transcurrir varios meses para obtener magros recursos con acreedores que se lanzarán al cuello de los deudores porque el gobierno no hace nada al respecto.
El gobierno también se queda sin recursos y ahora vía impuestos quiere terminar de liquidar a una semidestruida clase media.
Al no haberse aplanado la curva de crecimiento del contagio ya todo el sistema de salud colapsó y recién se ha iniciado la actividad de fumigación en algunas zonas.
Este año pinta muy mal y el gobierno está mostrando su peor cara. Es tiempo de llamar a los que saben y dejarse de compadrerías.