Marcial García, Socio de Impuestos de EY Perú
Gestión, 19 de setiembre de 2017
Resulta desconcertante el afán de ciertos grupos de interés por desmerecer el enorme aporte de la minería a la recaudación. Abundan artículos y publicaciones con un evidente sesgo ideológico que acusan a las mineras de pagar pocos impuestos. El argumento más repetido es que gozan de exoneraciones y beneficios tributarios que no se ofrecen a otras empresas. Esa falsa suposición es asumida con frecuencia como verdadera, sin ningún análisis ni filtro.
Contrariamente a lo que sostienen quienes se oponen a la minería, lo cierto es que es una de las actividades que más contribuyen al fisco, tanto en términos absolutos, como relativos a otros sectores de la economía. A diferencia del resto, la minería además de pagar el Impuesto a la Renta (IR), también es gravada con regalías, el Impuesto Especial a la Minería y el Gravamen Especial a la Minería.
Mientras que la tasa impositiva total de una empresa promedio en el Perú es de 35.6% de la utilidad (según cálculos del Banco Mundial), las mineras soportan una carga fiscal que sube en función del margen operativo, fluctuando entre 42% y 52%. Las más rentables pagan un mayor porcentaje que las menos rentables. Con esas cifras estamos por encima del rango de la región que va de 38% hasta 51%, lo que sugiere que no hay espacio para subir más los impuestos como proponen algunos.
Estas comparaciones sirven para poner las cosas en perspectiva y también para recordarnos que no estamos solos en la competencia por la inversión minera y que hay un límite a los tributos que podemos imponerle a esta. Después de todo, y contra lo que parecen creer ciertos analistas, nuestro país no es el único con yacimientos en el mundo. Sin ir muy lejos, Chile tiene una riqueza mineral muy similar a la nuestra, pero aplica una menor presión fiscal, actualmente de entre 31% y 49%.
Como si no fuera suficiente, las mineras con contratos de estabilidad pagan una prima de 2% adicional de IR. La depreciación acelerada a que tienen derecho solo les permite diferir el impuesto; no es una exoneración. Si bien la recaudación minera ha venido disminuyendo en la última década, ello básicamente se debe a los menores precios de los principales metales que exportamos. Sin embargo, hay más de una razón para ser optimistas. Para empezar, nos va a ayudar que las cotizaciones hayan empezado a repuntar (cobre en 22.5%, oro en 15.2% y zinc un 21.3% en lo que va del año).
A ello se suma el aumento de los volúmenes producidos, lo cual responde a proyectos que ingresaron en años anteriores. En vista de ese desempeño, las utilidades de las empresas del sector ya están creciendo (en conjunto en 43% en el segundo trimestre), luego de cuatro años de fuertes caídas, lo que hace presagiar una pronta recuperación de los ingresos fi scales provenientes de la actividad minera.