Maite Vizcarra
El Comercio, 30 de enero del 2025
“¿Podría un personaje como Speed volverse un político atractivo? ¿Veremos ‘youtubers’ peruanos al estilo de MrBeast compitiendo por una curul en el 2026?”.
El 26 de enero se celebraron 31 años de la creación del Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel), una trayectoria que invita a repasar su impacto con el fin de tratar de entender cómo será el futuro de las telecomunicaciones.
Para empezar, los próximos 30 años estarán fuertemente influidos por el crecimiento exponencial del consumo de servicios multimedia en detrimento de los servicios tradicionales, como los servicios de voz. La gente ya no quiere hablar tanto como ver e interactuar a través del ‘streaming’ de videos generados por casi cualquiera.
En el evento organizado esta semana por Osiptel por su trigésimo primer aniversario tuve la oportunidad de exponer ante un auditorio selecto y comentar que el crecimiento exponencial que se va a producir demandará la necesidad de conocer el tremendo impacto que pueden tener los creadores intensivos de contenido multimedia, que son parte de los fenómenos que explicarán por qué las redes de comunicaciones en el Perú deberán tener mayor capacidad de transmisión.
¿Pero solo demandaremos mejores conexiones de Internet, rápidas y distribuidas para ver los paseos de influenciadores como el nuevo vecino de Lima, el muy popular Speed? Definitivamente no, porque la premisa sugerida por los que gestionan y viven de hacer este tipo de contenidos también es aplicable a cualquiera que, con trabajo, constancia y una buena pauta comercial, mantenga un buen enganche emocional con sus espectadores. E incluso que logre influir.
Si bien fenómenos globales como personajes de YouTube al estilo de Speed o el también muy famoso MrBeast son hoy los ‘viral-content’ que todos sueñan ser, aún hay mucho espacio para la creación de más contenidos relevantes. Con esto no se quiere desmerecer el tipo de interacción que generan estos fenómenos del ‘streaming’.
La nota a pie de página, tal y como destaqué en el evento conmemorativo del Osiptel, pasa por ser conscientes del tipo de consumo que se está forjando, así como por identificar quiénes demandan tal contenido. Y, si bien ese consumo corresponde a una población menor de 30 años, la viralización puede terminar volviendo ultrapopular cualquier contenido. Y en cualquier contenido hay espacio para los de carácter político, educativo e incluso religioso.
¿Podría un personaje como Speed volverse un político atractivo? ¿Veremos ‘youtubers’ peruanos al estilo de MrBeast compitiendo por una curul en el 2026? Todo puede pasar, pero el secreto del éxito en este tipo de estrategias radica en ser consistente en el fondo y en la forma de la narración. Porque en todo este asunto del enganche con las audiencias hay que armar una historia amena. Pasó con Fidias Panayiotou, el ‘youtuber’ más popular de Chipre, que terminó convirtiéndose en europarlamentario, y seguirá ocurriendo.
También está la otra derivada: que quien aspire a tener poder político no sea necesariamente la ‘killer-aplication’, pero sí que esté cerca de una. Pasó con Javier Milei, que también fue un fenómeno de las redes sociales, y que además tenía una enorme conexión con la gente más joven que terminó influyendo en los mayores de la casa; es decir, sus padres.