Maite Vizcarra
El Comercio, 13 de marzo del 2025
Lo urgente es empezar a revisar cuál es en verdad el impacto de la inteligencia artificial no solo en la producción académica o educativa, si no sobre todo, cuál es su impacto en la forma en que nos estamos educando.
Uno de los temas que más preocupa sobre el uso de la IA es su impacto en las prácticas vinculadas con el plagio.
Existe entonces la idea según la cual los niveles de plagio en los ámbitos académicos y educativos se incrementa por efecto del uso de la IA, dado que herramientas como los chatbots tipo el ChatGPT no solo nos facilitan la vida, respondiendo a nuestras inquietudes, sino, sobre todo, porque nos redactan los e-mails, los memos e, incluso, los informes.
Aun así, según datos publicados en la revista “Interactive Environment Learning” sobre un estudio realizado con estudiantes del País Vasco acerca de la relación entre el uso de la IA generativa y las conductas deshonestas, se concluye que su uso no lo ha incrementado, puesto que los índices de ese tipo de prácticas es casi el mismo de antes y su recurrencia sigue teniendo más relación con la desmotivación. Y es que sucede que no todo lo que consideramos plagio antes de la llegada la IA es plagio en sí mismo.
Por ejemplo, ¿pedirle a la IA que corrija la estructura gramatical de nuestros textos es plagio? O si le pido a la IA que haga un resumen de un escrito mío con un determinado tono y énfasis, ¿es plagio? O si le pido a la IA que compare dos textos míos y cree uno nuevo, ¿estaría plagiando la IA?
Queda claro entonces que, lo urgente es empezar a revisar cuál es en verdad el impacto de la inteligencia artificial no solo en la producción académica o educativa, si no sobre todo, cuál es su impacto en la forma en que nos estamos educando.
Y tal como la citada revista sugiere, es probable que el uso de la IA tenga más beneficios en nuestro proceso de aprendizaje que desventajas. El verdadero reto está, ciertamente, en descubrir cómo integramos esta supertecnología a los procesos educativos y de creación de conocimiento e ideas.
Pese a todo esto, asociado al mundo de Internet también están algunas prácticas que terminan por soslayar el origen de las creaciones en nombre de la cocreación. Este es el caso de una actividad muy extendida en el mundo de las creaciones, denominada ‘mash-up’, una palabra inglesa que proviene del mundo de la música y que implica la creación de una nueva pieza musical a partir de mezclar pedazos de otras canciones. O sea, lo que se conoce como un ‘remix’.
¿Puede uno hacer un ‘remix’ de textos y pensar que el nuevo texto es una obra original? Sí, siempre que, de alguna forma, esté implícito el reconocimiento de la paternidad de quién engendró la idea primigenia. Por tanto, no podría existir un ‘remix’ de textos sin citar a los referentes. Este principio base, que se aplica a la creación digital basada en la filosofía del ‘open source’, bien podría aplicarse al uso de cualquier chatbot, sugiriéndole entre las muchas indicaciones que le demos en cada ‘prompt’ o iteración escrita que nos cuente cuáles fueron las fuentes que revisó o consideró en su propuesta.
Le aseguro que el ChatGPT, Poe, o el que use le sorprenderá mucho, si usted le sugiere ante la formulación de una solicitud de este tipo.
Estamos en los albores de lo que será el uso de la IA y aún no tenemos mucha certeza de cuál será su última evolución. Lo que sí sabemos es que su impacto en nuestras vidas nos obligará a replantear algunos supuestos, como los que hemos descrito aquí. «Diario El Comercio. Todos los derechos reservados.»