Por: Maite Vizcarra
El Comercio, 2 de Marzo del 2023
“Estas tecnologías pueden colaborar intensamente con el fortalecimiento de los nuevos enemigos de la democracia”.
¿De verdad hay que temerle a TikTok? La pregunta resulta pertinente cuando vemos al presidente estadounidense Joe Biden prohibiendo a sus funcionarios el uso de esa aplicación ayer.
¿Exageración? ¿Teorías conspirativas? En honor a la verdad, si Biden prohíbe TikTok en EE.UU., a fin de ser equitativos, también debería prohibir el uso de otras plataformas como Facebook o Instagram que, al igual que TikTok, tienen tecnologías de rastreo que se aplican a todos los usuarios, sean o no activos.
Y es que hay que recordar que la moneda de cambio que tenemos para usar estas tecnologías de manera “gratuita” es nuestra privacidad y nuestros datos personales. Esto hay que saberlo siempre. Todas las aplicaciones que podemos descargar a nuestros celulares tienen esa facilidad, pues, si no, ¿de qué otra manera podría sostenerse comercialmente? Pues bien, les pagamos con nuestra información. Que se entienda bien.
La divergencia con el caso particular de TikTok reside en que se trata de una tecnología que no es de EE.UU. y aquí sí empiezan las teorías conspirativas –a mi juicio–. Valga decir que TikTok, según informes de la prestigiosa consultora Eurasia, incorpora un rastreador llamado píxel. El píxel recoge la dirección IP, la página en la que se encuentra un usuario y dónde está haciendo clic, escribiendo o buscando. La funcionalidad del píxel también la usa Meta –antes Facebook– y además es su “punta de lanza” comercial. Entonces, si esto es un secreto a voces, ¿por qué tanto brinco en el Gobierno Estadounidense?
Pues sucede que, además de píxel, ByteDance –propietaria de TikTok– cuenta con una función capaz de detectar los toques de teclado que efectuamos. Esto, en simple, permitiría que TikTok pudiese conocer nuestras contraseñas o información bancaria –por ejemplo–, siempre que lo hagamos a través de su navegador. Y esto último no es tan fácil.
La verdad es que detrás de la prohibición del uso de la “app de los bailes” hay una nueva guerra de colosos, y tiene que ver con lo que Eurasia ha denominado “el peor riesgo político del 2023″, haciendo alusión a que estas tecnologías pueden colaborar intensamente con el fortalecimiento de los nuevos enemigos de la democracia en el siglo XXI: las ‘fake news’ y la polarización.
Recordemos brevemente que, desde la época de Barack Obama, las suspicacias respecto de China y su expansión tecnológica empezaron a molestar: ahí están las luchas por dominar el despliegue de las frecuencias 5G, los semiconductores y ahora TikTok.
Usted se podría preguntar, ¿y por qué nos interesa este problema de blancos? ¿Influye lo que está pasando entre EE.UU. y China en el Perú?
Si consideramos lo que Eurasia Group ha llamado los enemigos de la democracia contemporánea, la respuesta es un rotundo sí. El “Digital Report 2023″ de Kepios –una fuente recurrente de los análisis sobre ‘social media’ en “The Economist”– indica que en el Perú hay 21,9 millones de personas usuarias de Internet. Además, hay 38,4 millones de ciudadanos con conexión vía teléfonos celulares. Considerando que a la fecha somos –más o menos– 33,52 millones de ciudadanos, los guarismos anteriores son reveladores. En el Perú el uso y la conexión a Internet –¡y el mundo!– se han incrementado grandemente.
Pero, según el mismo informe, cuando hablamos de redes sociales, el número de personas activas en alguna red social es de 28,1 millones. Casi cerca del 80% de la población está creando, consumiendo o compartiendo algo en las “redes”.
El mayor riesgo de TikTok para países como el Perú aún no reside en el tema de la privacidad –todavía somos un mercado pequeño–. Reside, sobre todo, en que los actores políticos utilicen estos avances tecnológicos para crear ejércitos de ‘bots’ de bajo costo para elevar a candidatos marginales al poder, vender teorías de conspiración o exacerbar el extremismo. Pero para qué le cuento esto si usted ya lo ha vivido. ¿O no?