Por: Madeleine Osterling
Expreso, 10 de marzo de 2021
Este gobierno tiene un jugoso Fondo de Reptiles para emprender toda una campaña de aniquilamiento contra las investigaciones periodísticas incómodas; no solo utiliza a cierta prensa, cuya voluntad agonizante está barata y desprestigiada sino a órganos claves de la administración de justicia. Quieren deslindar de Vizcarra pero siguen absolutamente todas sus malas prácticas y mantienen esa red clientelar que él creó en todos los niveles del Estado: la guerra sucia continúa y se acentúa en época de elecciones. La reacción estatal al reportaje de Willax lo ha hecho evidente. Sagasti debería recordar que un periodismo serio y veraz tiene la OBLIGACIÓN de retar al poder y él, como gobernante, la responsabilidad de responder con la verdad. Mal hace en sostener que la difusión de un informe preliminar de la UPCH, al que no se le ha cambiado una coma, hace daño a la ciudadanía. ¿Será que para Sagasti la verdad agravia? El propio INS ha declarado que el ensayo clínico de la fase III de Sinopharm aún no ha concluido y que los resultados de eficacia y seguridad del producto continúan siendo evaluados. Sin embargo, el presidente sin el mayor pudor lo ha desmentido públicamente sosteniendo lo contrario, engañándonos y quitándole toda credibilidad al organismo más importante del país en problemas de salud y desarrollo tecnológico.
¿Cómo explica Sagasti el fallecimiento por covid-19 de una enfermera en Iquitos luego de recibir la vacuna o el caso del infectólogo Enrique Arana, quien ha sido trasladado de urgencia a Lima, debido a serias complicaciones respiratorias, a pesar de haber recibido la primera dosis de Sinopharm? El día que alguien del Gobierno diga una verdad, correrá el riesgo de ser destituido por deslealtad al resto del equipo.
La pandemia ha generado miedo en todo el mundo, pero en el Perú tiene el agravante de una pésima gestión. Ello, sumado a la pérdida de empleo, familias endeudadas y la ruina de miles de emprendimientos ha propiciado un ambiente perfecto para promover esa mala creencia de que la solución es un Estado generoso y paternalista. La campaña electoral coincide con una crisis gravísima donde priman más que nunca, la necesidad y las emociones: el escenario perfecto para confundir, ensuciar honras y manipular voluntades. El diario La República lo demuestra con una inigualable maestría.
El Perú necesita ingresos, no puede seguir viviendo de deuda; la pandemia ha sido la excusa perfecta para disparar el déficit fiscal. El precio del cobre está por el cielo, US$4.00 la libra y parece que será un auge de largo plazo, impulsado por el crecimiento de China, la construcción de plantas de energía renovable, baterías, autos eléctricos que determinarán una gran demanda, ante una oferta reducida por la dificultad de abrir y operar nuevos proyectos.
Sin embargo, ningún candidato se atreve a decir, directamente, que logrará una buena convivencia de la minería con el agro y sacará adelante Tía María. Algunos como Mendoza son frontales en su negativa, otros prefieren salirse por la tangente ante la posibilidad de perder votos. En todo caso, no necesitamos candidatos que utilicen al Estado para arruinar el esfuerzo y la prosperidad en nombre del igualitarismo que todo lo vuelve miserable.