Por: Madeleine Osterling
Expreso, 31 de Mayo del 2023
La resiliencia en los peruanos ya no es una virtud, sino un conformismo insoportable. Somos el país más maltratado por Odebrecht, no solo porque fue la red más corrupta en la historia de nuestro país, a la que se le permitió pagar indemnizaciones diminutas con la complacencia de quienes debieron defender los intereses del Perú, sino porque sigue moviendo sus hilos con aquella prensa que se lo concede, para intentar lavarse la cara, una vez más.
Inaceptable que una reconocida conductora de televisión sostenga, en prime time, que la empresa brasileña nos ha pagado reparaciones millonarias o que justifique la interminable demora y torpezas del equipo especial Lava Jato.
Es una absoluta falta de respeto, parecía un publirreportaje pagado por el Ministerio Público. No podemos permitir que se manipule a la opinión pública de esta manera. Lastimosamente, hay muchos desinformados que le creerán, pero ¿hasta cuándo? Basta de cuentos y mentiras, hay que llamar a las cosas por su nombre y reconocer el absoluto fracaso de un equipo liderado por dos fiscales que creyeron haber tocado el cielo.
Nietzsche sostenía que, de todos los monstruos, el mayor es el Estado y eso que no conoció a nuestro incompetente y elefantiásico aparato del siglo XXI. El gasto corriente va a terminar asfixiándolo. Hasta abril, los tres niveles de gobierno aumentaron sus gastos en 16 %; le ganaron a la tasa de inflación.
El MEF se defiende aclarando que no ha habido un aumento de personal sino de sueldos para compensar el incremento en el costo de vida. Así de simple, no es un premio a la productividad ni fruto de la meritocracia sino empatía, compasión del sector público por sus pares, a costa de nuestros bolsillos.
Lo que tiene que hacer el Gobierno es tomar medidas valientes, que sin duda tendrán un costo social pero que son absolutamente necesarias para salir del atolladero económico. La primera de ellas es reducir el aparato estatal mediante la consolidación de algunos ministerios y, la segunda, hacer una permanente revisión de los titulares de las carteras. Finalmente, los ministros son fusibles y, si no dan fuego o empiezan a desviarse, hay que cambiarlos. El Gobierno no debe pagar favores con estos atractivos y bien remunerados cargos, le hace mucho daño al país.
Ante ello, me pregunto: ¿Qué ha hecho Óscar Vera Gargurevich por la minería? Poco o nada.
La inversión caerá en 18% durante el 2023 y no se le ve tomar una sola medida correctiva. El Minem se limita a presentar, año tras año, la cartera de proyectos, cambiándole de nombre y de envase, pero el producto es el mismo.
Uno de los sectores esenciales del país no puede estar en manos de un funcionario cuestionado, cuya “trayectoria destacada” ha sido en Petroperú, empresa pública deficitaria que adolece de todos los males: botín de los gobiernos de turno y agencia de empleos con un sindicato muy poderoso.
Necesitamos a alguien que se la juegue y que esté dispuesto a sacar leyes que realmente faciliten la inversión. Que no tiemble ante los conflictos sociales y que, por ejemplo, tenga la fuerza para encabezar una cruzada hasta lograr que Tía María sea una realidad. Este sector ha sido castigado con malos ministros y ello nos está pasando una gran factura.
Hay una creciente participación de Japón en la minería chilena que el Perú debería estar en capacidad de atraer. Pocos saben que Mitsubishi Corporation es dueña del 21 % de Quellaveco, 10 % de Antamina y que conjuntamente con el Bank of Tokyo participó en el financiamiento de la ampliación de Cerro Verde en 2014. Estarán en Perumin pero no esperemos hasta setiembre, hay que actuar ahora, cada día cuenta.