Por: Madeleine Osterling
Expreso, 18 de noviembre de 2020
¿Qué responsabilidad asume gran parte de la prensa y los medios de televisión por la información sesgada y malintencionada de esta semana? ¿Por su desesperación para que la gente acuda a las marchas? ¿Por sus exageradísimos números acerca de los “supuestos” desaparecidos que no eran tales? ¿Por destruir a la Policía Nacional? ¿Alguien les pide cuentas? Sus órganos rectores, cómplices, no dicen nada. No recuerdo haber visto a la prensa con portadas oscuras en señal de luto por los muchísimos militares y policías caídos en el Vraem. Muy bien que lo hagan por las dos desafortunadas víctimas, pero que no las utilicen políticamente, no para subirse al coche del dedo acusador. La paradoja es que días previos a la vacancia le daban tribuna a muchísimos analistas y líderes de opinión que la rechazaban porque atentaba contra la estabilidad y gobernabilidad del país, pero apenas se votó, fueron los primeros protagonistas del caos y la inestabilidad, demostrándonos que compiten con Odebrecht: también ponen y sacan presidentes.
Mientras que existan medios y prensa cuasi quebrada que es capaz de vender su línea editorial al mejor postor, mientras sigan siendo dueños de la desinformación y no titubeen en aprovecharse de un pueblo ignorante y fácil de manipular, nunca se podrán fortalecer las instituciones en el Perú, pues ninguna iniciativa tendrá éxito si atenta contra sus bolsillos o las cuotas de poder de sus padrinos.
Conocen bien los medios esta frase de Macchiavello: “No es necesario que un príncipe posea ciertas cualidades, pero es imprescindible que parezca tenerlas”. La campaña de odio y desinformación fue arrolladora. A ella se sumaron las enardecidas redes sociales, que hoy por hoy son una herramienta muy eficiente para crear apariencias, simulaciones, mentiras y medias verdades que se aceptan como ciertas y válidamente comprobadas.
La prensa internacional absolutamente contaminada por la información que le brindan sus corresponsales. El Financial Times hablando de un Vizcarra lleno de virtudes, un “pragmatic centrist”, figura generosa y lejana a lo que realmente es: un político oportunista que sobrevivió gracias al populismo, encuestas, prensa mercantilista y alianzas con gobernadores regionales y alcaldes, gracias a sus generosas transferencias presupuestales.
Muchos empresarios sorprendentemente apoyaron las marchas. ¿Acaso no veían que el tema se salía de las manos o pensaban que era la única forma de proteger sus intereses?
El representante de Moody’s declarando que la crisis política que se ha generado a raíz de la vacancia, ha hecho que desde el exterior cambie la mirada que se tenía sobre la economía peruana. ¿Recién ahora? ¿No les preocupaba el Perú post pandemia con una galopante crisis económica y baja recaudación fiscal? ¿No les inquietaba que el empobrecimiento de miles de peruanos sea un factor decisivo para el crecimiento de la Izquierda en el Perú? Esa Izquierda antiminera de quien ejercerá como presidenta del Congreso, Mirtha Vásquez, y de la enemiga de la propiedad privada Rocío Silva Santisteban, ambas del FA. Bastante básico su análisis, realmente…
En estos tiempos de deslealtad sistemática, hay que estar vigilantes. El país no puede volver a vivir un capítulo tan nefasto, no lo soportaría.