Por: Álvaro Monge Zegarra
Gestión, 13 de octubre de 2021
Las cifras de empleo de la Enaho al segundo trimestre de este año revelan que, a nivel nacional, la cantidad de personas con trabajo ya estarían en sus niveles de prepandemia. Concretamente el empleo registrado estuvo, en promedio, 0.4% por encima de los niveles del mismo periodo del 2019. No obstante, este promedio esconde algunos detalles interesantes sobre el tipo de empleo que se ha reactivado con mayor o menor velocidad. En el primer grupo, está el empleo rural que en el mismo periodo creció 5.5% por encima de los niveles del 2019, explicado sobre todo por la dinámica del empleo agrícola (+21%). En el segundo grupo, el empleo urbano aún 1.1% por debajo de sus niveles prepandemia, explicado sobre todo por la fuerte contracción de los servicios (-14%). Incluso, si es que solo nos concentramos en el empleo generado en las ciudades (y excluyendo el empleo público) observamos que mientras los trabajos informales vienen creciendo a un ritmo de 7.5% respecto del 2019, los formales caen en niveles superiores al 15%. Esto ha llevado a que la tasa de informalidad de este segmento del mercado laboral alcance el 74% (69% en el mismo periodo del 2019), superando el 80% en algunos sectores como construcción.
De acuerdo con las proyecciones que hemos trabajado en Macroconsult es muy difícil que estas tendencias se reviertan en los próximos 18 meses. Según nuestras estimaciones hacia fines del año 2022 si bien ya debería haberse consolidado la recuperación del empleo por encima de los niveles prepandemia, la tasa de informalidad en el sector privado urbano tendería a converger a niveles por encima del 75%. Estos hallazgos van en línea con la evidencia que presentaron Nikita Céspedes y Nelson Ramírez en su investigación de abril 2020 “Job finding and separation rates in an economy with high labor informality”.
Ahí los autores estiman que entre el 2002 y el 2019 en Lima Metropolitana fue más probable (casi el doble) que una persona que perdió su empleo lo recupere en el sector informal que en el sector formal. En la coyuntura actual es factible asumir que esta brecha será aún mayor, no solo considerando la magnitud y naturaleza de la recesión que originó la pérdida de empleo, sino sobre todo por la trayectoria esperada de la inversión privada en el periodo de recuperación posterior. Al 2022 este indicador continuará 10% por debajo de los niveles del 2019.
En resumen, si bien pronto empezaremos a escuchar noticias positivas en el frente laboral, es importante reconocer que detrás de las mismas hay también un proceso de precarización del empleo que no pasará desapercibido para las familias. Por ejemplo, como resultado de este, el gasto per cápita de los hogares continuaría casi 5% por debajo de sus niveles del 2019 y, posiblemente, no recuperaría sus niveles prepandemia sino hasta fines del 2024.